viernes, 1 de abril de 2016

El Hombre que Viajaba al Sol, una novela existencialista de Aldo Torres Baeza

Igor es un vagabundo, también es el silencioso y confuso protagonista de esta novela. Sigue al sol mientras arroja semilas. Espera el día en que los árboles arrasen con el barro y el silencio al ruido.

Mientras camina detrás del sol, Igor va anotando en su libreta lo que vive día a día; quiere escribir una novela para así "combatir el olvido". Pero le falta el personaje. Es entonces cuando se encuentra con un tipo llamado Escorpión -al igual que su constelación preferida-, con él establecerá una relación de compañeros de búsqueda, pues también este aspira a componer una novela. Todo esto los conducirá a un lugar donde se cuestionan si son seres reales o cada uno es inventado por el otro. Como espejos, como realidades sobrepuestas. Llegarán hasta la Gran Mente Universal, donde habitan los personajes de todas las novelas, donde se almacena la imaginación del mundo.

El problema planteado gira en torno a la lucha entre la realidad y la ficción de nuestra existencia: ¿Qué es real? ¿Qué es imaginado? ¿Quién imagina a quién?

La novela se ordena en un entorno representado por las cuatro estaciones del año, orden que, personas o personajes, no podrán eludir.

A partir de esta sinopsis se nos presenta el prodigioso libro de mi amigo y colega Aldo Torres, un ingreso al laberinto dickiano donde no sólo se cuestiona la dimensión ontológica de la realidad. El peregrinar del protagonista: Igor, encarna ante todo un duro cuestionamiento a la enajenada sociedad de consumo que nos engulle, una que olvidó hace mucho que la materia es manifestación del espíritu y no su cárcel; en efecto Igor no es un vagabundo cualquiera sino más bien un silencioso anarquista o un revolucionario que por libre elección decide vivir al margen de la engañosa escenografía colectiva en la que el hombre común se encuentra sumergido, para recorrer las calles de una ciudad interior, mágica y oculta a los ojos sin alma. 

Silente compañía de Igor es su fiel perro OM y las pocas (o suficientes) posesiones materiales que tira en un carrito de supermercado al estilo del mítico José Pizarro (El "Divino Anticristo" del Barrio Lastarria). Mientras recorre las atribuladas calles de una ciudad cualquiera, Igor realiza anotaciones en un cuadernillo con el fin de escribir una novela y a la vez arroja semillas para que la verdadera vida vuelva a brotar de la tierra y gane espacios a esta prisión plástica de los sueños materiales, es en estas circunstancias cuando se ve enfrentado a la persecución de dos curiosos personajes: un psicólogo y un evangelista, cada cual cegado "experto" en su materia -como todo ser humano en el estadio infantil de la existencia- ellos creen tener "la respuesta" para iluminar al "descarriado" Igor, sin percatar que este en su soledad y aparente "locura" es un hombre pleno y libre, refugiado en un mundo interior magnífico, cargado de símbolos y abstracciones filosóficas.

Similar al encuentro de Rumi con su maestro, el trashumante Shams i-Tabrizi, Igor se encuentra cierto día con Escorpión, un sujeto al que ha creado o viceversa, pero que finalmente resulta ser el personaje de la gran novela que pretende escribir: una donde los árboles poseen almas humanas que nos vigilan, donde el materialismo pierde sustancia para finalmente verse diluido en la manifestación de la Gran Mente Universal: caudal de las ideas, el mundo inteligible de Platón o el Idios-Kosmos de Philip K. Dick; la realidad última.

El Hombre que Viajaba al Sol es mucho más que una simple novela, es también un tratado filosófico y una genial crítica al "siglo de las apariencias" diseñado por la visión erudita de un gran escritor, fogueado lector y analista social/político. Es para mí un orgullo comentar esta hermosa obra de un buen amigo, lanzada recientemente el pasado miércoles 23 de marzo en el auditorio IDEA de la Universidad de Santiago. Desde una simpleza muy bien trabajada y estudiada, pienso que esta novela -que es desde luego un gran aporte a las letras nacionales- posee todos los elementos para ser asignada como material educativo en los colegios. El Hombre que Viajaba al Sol recuerda el contenido y belleza de obras tan relevantes como "El Principito", "El Socio" o "Ami, el niño de las estrellas". Un escrito notable, disponible ya a la venta en Feria Chilena del Libro.

1 comentario:

  1. Leí el libro y me gustó y disfrute la sensibilidad para tratar éstos tiempos convulsionados de consumismo e indiferencia con lo profundo del ser humano.Estamos enfermosxde tener y adolecemos de espacios para el ser .
    Recomiendo la,lectura y la,sugiero para alumnos de enseñanza,media .

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