Hoy el mundo católico llora la partida de Jorge Bergoglio, el Papa Francisco, último representante de Pedro y Pontifex Máximus de la Iglesia en los últimos 12 años. En un mundo manifiestamente alejado de Dios y donde la preocupación por el prójimo es cada vez más singular, la humanidad y cercanía del Papa Francisco nos remitió fielmente al ministerio de Jesús: su consagración por los pobres y oprimidos del planeta.
Cuatro encíclicas redactadas durante su pontificado, desnudan las preocupaciones y el alma de Francisco: Lumen Fidei (2013) -redactada junto al anterior Papa, Benedicto XVI- explora la importancia de la fe en la existencia humana y su rol frente al relativismo moderno. Laudato Si' (2015), inspirada en el mensaje de San Francisco de Asís, promueve la protección del medio ambiente, la justicia social y la dignidad de los pobres. Fratelli Tutti (2020) se enfoca en la amistad cívica, resaltando valores como el ecumenismo religioso y Dilexit Nos (2024) invita a revalorizar el mensaje de Cristo como fuente de amor y compasión en un mundo marcado por las guerras, las desigualdades económicas y el egoísmo.
Al igual que Cristo, Francisco devolvió la fe a muchos y trajo de vuelta a miles de católicos a su religión (me incluyo entre los últimos), también tuvo numerosos detractores, algunos de los cuales lo tildaron cómiosamente de "Papa socialista", "justicialista/peronista", "populista", "progresista" y hasta "marxista", reflejando en su aguda ignorancia el desconocimiento de la dimensión espiritual del cristianismo, que prevalece sobre todo el conjunto de ideologías laicas y las antecede en no menos de 17 siglos, profundizando en valores como la dignidad humana (el cristianismo surgió de cara a prácticas como la esclavitud, recién abolida hacia los siglos XIX y XX), la libertad, la igualdad, la misericordia, el perdón, la humildad, la justicia, la solidaridad, la esperanza, la paz, la obediencia y el servicio.
Ciertamente, Francisco no tuvo el carisma de Juan Pablo II, pero a diferencia de este estuvo máxime comprometido con limpiar y reformar a la Iglesia Católica de sus vicios morales y estructurales (escándalos sexuales, finanzas vaticanas, reformas doctrinales...) al punto de ganarse cuantiosos enemigos internos como el polémico arzobispo Viganò. Amigo de los humildes, enemigo de las injusticias, defendió hasta el último aliento a Palestina, siendo uno de los pocos gobernantes occidentales en llamar al genocidio de Gaza por su nombre. Futbolero, maradoniano, apasionado por la obra de Borges, Dostoievski y el Martín Fierro de José Hernández, nuestro primer Papa latinoamericano, humano al fin y al cabo.
Gracias por tanto Papa Francisco!