El pasado 12 de agosto se cumplieron dos años de la muerte del intelectual egipcio Samir Amin (1931-2018), sin lugar a dudas una de las más grandes luminarias del pensamiento geopolítico planteado desde el sur global, autor de una prolífica bibliografía que construyó en el transcurso de los últimos 60 años.
De profesión economista y cientista político, formado en las más prestigiososas universidades de París, Amin desarrolló un pensamiento crítico marxista; donde la teoría de la dependencia (centro-periferia) y la visión wallersteiniana del "sistema mundo" configuran importantes ejes en su robusto examen contra el global-capitalismo que en su aguda actual decadencia se exterioriza en la constante necesidad de guerras, invasiones y saqueos a países del Tercer Mundo, en las que el hegemón estadounidense ha llevado la batuta en las últimas tres décadas, arrastrando a "la tríada capitalista" completada por Japón y Europa.
El estudio de la geopolítica se conforma por cuatro estadios: Geopolítica clásica, geopolítica tradicional (o de la Guerra Fría), geopolítica crítica y geoeconomía; ninguno de los cuales puede decirse "idealista". La geopolítica es la máxima expresión del realismo político (realpolitik) el estudio del poder militar y económico de las naciones al desnudo y su capacidad de influir en la configuración del orden mundial a partir del balance de poderes, del influjo (económico, político, cultural o de poder blando), la contención y la capacidad de chantaje. En este sentido decir "realismo geopolítico" es acuñar una redundancia conceptual, aunque desde luego en el periodo de entreguerras y al cabo de la Guerra Fría el idealismo liberal intentó revertir sin éxito la doctrina geopolítica a partir de preceptos nobles pero volátiles como "la autodeterminación de las naciones" (W. Wilson) o peligrosas utopías -para el caótico momento unipolar- como "El fin de la historia" (F. Fukuyama).
Teniendo en consideración lo arriba expuesto es que -a mi parecer- Samir Amin mucho más que un pensador neomarxista centrado en el paradigma de la lucha de clases, fue un pionero de la geoeconomía que antecedió en décadas a toda una saga de intelectuales en la línea de Edward Luttwak y fue evidentemente también un desapacible realista geopolítico, en la tradición de un Morgenthau, de un Kissinger, de un Cohen o de un Brzezinski, pero observando el mundo desde el reverso del planisferio, enarbolando naturalmente las luchas de resistencia del Tercer Mundo, del independentismo, las terceras vías (Conferencia de Bandung) y las estrategias de cooperación económica sur-sur (como el BRICS) de cara al pensamiento de los referidos intelectuales euro-estadounidenses que encarnan en sus manuscritos la más cruda geoestrategia del imperialismo militar y económico.
Es así como provisto de una clarividencia equivalente a la de su también compatriota Eric Hobsbawm, de un activismo no menos diligente que el de Chomsky y de un rigor matemático-economicista que difícilmente cae en lo abstracto, en sus múltiples conferencias y libros Amin no sólo denunció los embates velados o descarados del global-capitalismo, sus fraudulencias y extrema facilidad para privatizar las ganancias y socializar las pérdidas, señaló también cursos de acción para romper la dependencia centro-periferia y mitigar un orden económico insolidario que a su entender sólo ha oscilado entre sucesivas crisis y burbujas, aproximándose en el último decenio a un certero colapso que es muy probable estemos resintiendo actualmente.
Citas de Samir Amin:
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