El presente texto fue completado el día 8 de junio del año 2011 y forma parte de una lista de ensayos, columnas, análisis políticos, críticas literarias, poemas y pensamientos que -ciertamente por pudor- jamás distribuí en ningún sitio ni publiqué tampoco en mi antiguo blog La Bitácora Liberal. Esta tarde lo he vuelto leer y descubrí en él un trazado interesante (multifocal), que me parecíó viable compartir aquí.
Hace cuatro años, un torrente de eventos y nuevas impresiones me motivó a escribir esta columna y pese a que muchas de las ideas manifiestas ya no las comparto, asumo que el concepto de "guía interno" (de lo que trata mayormente el texto) sigue siendo en lo personal una de las revelaciones más importantes de mi vida, y la senda de una búsqueda interior-exterior, canalizada a través de la lectura de muchos textos filosóficos, pasadías por escuelas de misterios, el estudio gnóstico de las religiones, por medio de símbolos, alegorías y arquetipos y hasta un interés heterodoxo por la alquimia, la cabalá, el mesmerismo y los registros akásicos, entre otras ciencias mistéricas que tanto me apasionan.
Conceptos
Übermensch (Nietzsche): La idea del "Súper Hombre" en Friedrich
Nietzsche es la de un ente que encarna la versión óptima e idealista de uno
mismo, mentalizado como dueño y señor de su propia moral, sentimientos
y pensamientos. Un ser al cual debiéramos aspirar para alcanzar la plenitud en
nuestras vidas, desechando en su lugar todo canon impuesto que no hace más que
esclavizarnos y condicionar nuestra libertad en pro de un modelo determinado de
sociedad, que en la visión de Nietzsche es claramente la moral religiosa
del cristianismo. Romper desde adentro con todo orden de ideas que nos restan
libertad psicológica, carnal y espiritual, es la única manera de encaminamos al
"Übermensch", nuestro fin perfecto.
El psicoanalista Sigmund Freud acuñó el concepto de "Super Yo", lo cual es básicamente una estructura psicológica en la cual nos curtió el ambiente, haciéndonos profesar valores y creencias que no son connaturales al individuo. Si el "Súper Hombre" es el cenit de la evolución mental y espiritual del ser humano, el "Súper Yo" es en cambio un tirano psicológico que nos da con una mano y nos quita con la otra, sus medios subconscientes de dominación son el miedo y el remordimiento, se trata entónces de un ente rendido a la idea del "bien común" y de la supremacía del colectivo, todo lo cual fustiga al "Súper Hombre".
El psicoanalista Sigmund Freud acuñó el concepto de "Super Yo", lo cual es básicamente una estructura psicológica en la cual nos curtió el ambiente, haciéndonos profesar valores y creencias que no son connaturales al individuo. Si el "Súper Hombre" es el cenit de la evolución mental y espiritual del ser humano, el "Súper Yo" es en cambio un tirano psicológico que nos da con una mano y nos quita con la otra, sus medios subconscientes de dominación son el miedo y el remordimiento, se trata entónces de un ente rendido a la idea del "bien común" y de la supremacía del colectivo, todo lo cual fustiga al "Súper Hombre".
Hombre Masa (Ortega y Gasset): Es simplemente el hombre común o mediocre, que
aspira a todo lo que los demás tienen o quieren, que no es capaz de pensar más
allá del tiempo y del espacio presente, que es tremendamente ignorante pero que
se conforma en su estado de vulgaridad intelectual, predica la igualdad porque
se sabe del montón y externamente demuestra incomodidad ante el concepto de
autoridad, aunque en su foro interno abraza como todos los débiles de espíritu
la idea del caudillo, del filántropo que le librará de sus miserias. En la era
de la información, gran parte de la población mundial pertenece a este grupo. Gente
con una vida plana, la cual simplemente consiste en hacer lo que todo su
entorno hace, opinar como todo su entorno opina y aceptar sin más los valores y
vicios presentes de la sociedad.
Los poderosos y hasta sus mismos pares, fácilmente los meten al bolsillo y basta que alguien levante una pancarta y mil imbéciles como ellos los seguirán sin preguntarse siquiera el porqué. Si una sociedad está curtida en valores religiosos, ellos no los cuestionan en absoluto y condenan a quien no vive conforme a ellos, de igual manera en que en un país dominado por agnósticos, la gran mayoría se considera tal. Los publicistas y el mundo político sabe bien como ganárselos y sacarles el jugo a su actitud vital de baja frecuencia, pues son verdaderos zombies habituados a una realidad proyectada en sombras. Y tal como los niños, se tragan cualquier cuento de hadas.
Los poderosos y hasta sus mismos pares, fácilmente los meten al bolsillo y basta que alguien levante una pancarta y mil imbéciles como ellos los seguirán sin preguntarse siquiera el porqué. Si una sociedad está curtida en valores religiosos, ellos no los cuestionan en absoluto y condenan a quien no vive conforme a ellos, de igual manera en que en un país dominado por agnósticos, la gran mayoría se considera tal. Los publicistas y el mundo político sabe bien como ganárselos y sacarles el jugo a su actitud vital de baja frecuencia, pues son verdaderos zombies habituados a una realidad proyectada en sombras. Y tal como los niños, se tragan cualquier cuento de hadas.
Sociedad de consumo y esnobismo
Un ser
humano individualista en el buen sentido de la palabra y que confía
absolutamente en sí mismo, se encamina a paso galopante a su propia visión del
"Súper Hombre", sabe de sobra que jamás alcanzará tal utopía,
pero esta le dará fuerzas para levantarse por las mañanas y trabajar
obstinadamente por alcanzar sus metas, mientras más lejano el objetivo, más
activos nos volvemos y prospera nuestra vida hacia un sentido de auto
desarrollo y plenitud, aunque como sostuve anteriormente el "Súper
Hombre" no es más que un ideal, un horizonte necesariamente lejano y
que una vez visualizado atrae como un imán nuestras acciones para guiarnos
hacia el éxito, hacernos prósperos y avanzar, el "Súper Hombre"
es el medio camino entre el "Yo" actual y Dios.
Pese a todo siempre orbitaremos en la esfera del "Súper Yo" y no en la del "Súper Hombre", debido a que el primero es lo que hay y el segundo lo que queremos llegar a ser... una vida ajena a la idea del "Súper Hombre", es una que carece de grandes objetivos y que por tanto va a la deriva, confiando más en la suerte o en la misericordia de terceros, como hace el "Hombre Masa", quien desconoce sus infinitas posibilidades porque simplemente no persigue la perfección de si mismo y más arraigo han tenido en él las ideas de culto, imitación y el propender al beneplácito de los demás en lugar de desarrollar la autoestima. Todo esto a la larga se termina volcando a una actitud de borregos y esnobistas del discurso, replicantes de la innovación (más nunca innovadores) y desde luego consumidores compulsivos de las modas, pero con cero aportes e ideas propias.
Por su parte, a quienes han asimilado la idea del "Súper Hombre" se les abren dos caminos posibles: 1) o se convierten en "Lobos Esteparios" (referencia a la lectura de Herman Hesse) que repudian la sociedad y sus miserias plásticas y que en el fondo sufren las penas del infierno debido a que se detestan así mismos por ser tan psicológica y espiritualmente libres, cuando tal vez quisieran ser menos complejos y vivir una vida común y silvestre o 2) son seres exitosos que dictan la vanguardia y jamás se detienen a leer las señales de la sociedad, ya que ellos mismos las producen, basta con que hagan algo y todo el mundo los seguirá: piénsese en personas como Bill Gates, genios como Albert Einstein o grandes compositores como Vivaldi y Mozart. Entre los "Lobos Esteparios" abundan genialidades hurañas y solitarias, muchos de los cuales no fueron reconocidos en vida y murieron en la absoluta pobreza, personalidades como Vincent Van Gogh, Johann Sebastian Bach o el escritor new age Philip K. Dick. Aun así es mil veces preferible ser "Lobo Estepario" que un sumiso acaudillado que nunca concebirá la trascendencia.
Pese a todo siempre orbitaremos en la esfera del "Súper Yo" y no en la del "Súper Hombre", debido a que el primero es lo que hay y el segundo lo que queremos llegar a ser... una vida ajena a la idea del "Súper Hombre", es una que carece de grandes objetivos y que por tanto va a la deriva, confiando más en la suerte o en la misericordia de terceros, como hace el "Hombre Masa", quien desconoce sus infinitas posibilidades porque simplemente no persigue la perfección de si mismo y más arraigo han tenido en él las ideas de culto, imitación y el propender al beneplácito de los demás en lugar de desarrollar la autoestima. Todo esto a la larga se termina volcando a una actitud de borregos y esnobistas del discurso, replicantes de la innovación (más nunca innovadores) y desde luego consumidores compulsivos de las modas, pero con cero aportes e ideas propias.
Por su parte, a quienes han asimilado la idea del "Súper Hombre" se les abren dos caminos posibles: 1) o se convierten en "Lobos Esteparios" (referencia a la lectura de Herman Hesse) que repudian la sociedad y sus miserias plásticas y que en el fondo sufren las penas del infierno debido a que se detestan así mismos por ser tan psicológica y espiritualmente libres, cuando tal vez quisieran ser menos complejos y vivir una vida común y silvestre o 2) son seres exitosos que dictan la vanguardia y jamás se detienen a leer las señales de la sociedad, ya que ellos mismos las producen, basta con que hagan algo y todo el mundo los seguirá: piénsese en personas como Bill Gates, genios como Albert Einstein o grandes compositores como Vivaldi y Mozart. Entre los "Lobos Esteparios" abundan genialidades hurañas y solitarias, muchos de los cuales no fueron reconocidos en vida y murieron en la absoluta pobreza, personalidades como Vincent Van Gogh, Johann Sebastian Bach o el escritor new age Philip K. Dick. Aun así es mil veces preferible ser "Lobo Estepario" que un sumiso acaudillado que nunca concebirá la trascendencia.
La publicidad nos convierte en borregos
La
publicidad es el empleo de la comunicación a través de señales que generan
reacciones conocidas y estudiadas (por publicistas, psiquiatras y psicólogos)
en el subconsciente de las personas. No tiene que ver exclusivamente con el
ámbito comercial, pero sí siempre con el consumo: consumo de productos, consumo
de ideologías, consumo de imágenes, consumo de creencias religiosas, etcétera,
destinados a mantener o potenciar un determinado statu quo.
En toda época y lugar, las sociedades siguen el mismo patrón piramidal: un grupo muy reducido obtiene los mayores beneficios, mientras la gran masa se continúa conformando con "pan y circo". Los de arriba dictan la norma y mejoran con el tiempo sus métodos para cautivar (y mantener en esclavitud: hoy económica) al pueblo, mientras los de abajo actúan como zombies y tal como la plebe rendía culto a los nobles, al Señor Feudal y al Rey en la Edad Media, los de hoy en día tampoco cuestionan verdaderamente, simplemente se limitan a imitar al dueño de la virtud. Así se entiende que existan aspiradoras en casas con pisos de tierra o que la mayoría de las familias de clase media baja tenga acceso a tarjetas comerciales de todas las grandes multitiendas, destinando todo el ingreso mensual disponible (y más) a la cancelación de deudas duplicadas y hasta triplicadas por una tasa de interés abusiva. El anhelo del pobre, hace más rico al rico.
Otro ejemplo se me viene a la mente: Valeria Mazza, una de las mujeres más bellas de este continente, es hace tiempo rostro de Falabella, verla en su plenitud recorriendo Venecia o Roma en una campaña publicitaria, genera al instante un patrón dirigido de consumo destinado a las 7 millones de mujeres que habitan nuestro país. Dicho patrón apela a un básico "instinto de manada" conservado en el subconsciente, se activa así la señal de seguir e imitar o quedar fuera (lo que para nuestra naturaleza animal significaría la muerte) todo meticulosamente estudiado y confabulado por una suma de elementos ganadores: la belleza de la modelo y el atractivo de los paisajes que no por nada pertenecen Italia, país siempre relacionado con la moda y el buen vestir.
Naturalmente todas querrán lucir como la modelo argentina, independiente de que el atuendo sólo quede bien en Valeria Mazza (estudiado el caso desde luego por un diseñador) y en un muy insignificante porcentaje de nuestras mujeres que son igual de altas, rubias y con medidas perfectas y a las que por tanto quedará el color y la forma de los vestidos. La mayoría restante sin embargo lucirán pésimo, ya que se pasó por alto el detalle de "a cada cual según su propio estilo". De esta manera queda comprobado que la publicidad en la moda emplea las más efectivas formas de hipnosis colectivo, porque sabe sacar partido a las inseguridades y creencias más aferradas en las personas, aplíquese lo mismo a otros muchos ejemplos.
Seguir al pie de la letra la moda o las tendencias del consumo, en muchos casos equivale a no estar conforme con uno mismo.
Lo peor de todo es que la publicidad opera también en la dimensión política e ideológica, sacando provecho de la ignorancia, el prejuicio y los blindajes mentales. Un gran peligro radica aquí, pues política es sinónimo de competencia y de la peor competencia, aquella que consiste en sacar partido desde el terreno del rival, desprestigiándolo. De esta manera es válido generalizar y ridiculizar a quienes no comparten un mismo proyecto de sociedad, para de esta manera ganarse la aceptación popular por engaño y generar en los sectarios repudio por "el otro".
Un par de ejemplos: en Chile la pacificación de la Araucanía se transmutó en un repudio generalizado y psicológicamente inducido al pueblo nativo, al punto de que cada vez que se acuña la palabra "mapuche", no se nos vienen a la mente precisamente los épicos versos de Alonso de Ercilla, sino la imagen de un pueblo rebelde, enemigo declarado de los "wincas" y del Estado de Chile y que en sus protestas tienen una predilección por quemar terrenos (que con todo derecho reclaman como propios). Así mismo después del 11-S todo musulmán residente en occidente pasó a ser sospechoso de terrorismo. El prejuicio no era peor en otros tiempos, gente de la generación de mis abuelos solían pensar que los comunistas en verdad comían guaguas o que los masones y los liberales continúan planeando la destrucción de la "Santa Iglesia Católica", como si esta no se estuviera auto boicoteando hace 20 siglos. Este tipo de publicidad suele ser tan subliminal, que poco a poco la hacemos carne, sin darnos cuenta siquiera.
En toda época y lugar, las sociedades siguen el mismo patrón piramidal: un grupo muy reducido obtiene los mayores beneficios, mientras la gran masa se continúa conformando con "pan y circo". Los de arriba dictan la norma y mejoran con el tiempo sus métodos para cautivar (y mantener en esclavitud: hoy económica) al pueblo, mientras los de abajo actúan como zombies y tal como la plebe rendía culto a los nobles, al Señor Feudal y al Rey en la Edad Media, los de hoy en día tampoco cuestionan verdaderamente, simplemente se limitan a imitar al dueño de la virtud. Así se entiende que existan aspiradoras en casas con pisos de tierra o que la mayoría de las familias de clase media baja tenga acceso a tarjetas comerciales de todas las grandes multitiendas, destinando todo el ingreso mensual disponible (y más) a la cancelación de deudas duplicadas y hasta triplicadas por una tasa de interés abusiva. El anhelo del pobre, hace más rico al rico.
Otro ejemplo se me viene a la mente: Valeria Mazza, una de las mujeres más bellas de este continente, es hace tiempo rostro de Falabella, verla en su plenitud recorriendo Venecia o Roma en una campaña publicitaria, genera al instante un patrón dirigido de consumo destinado a las 7 millones de mujeres que habitan nuestro país. Dicho patrón apela a un básico "instinto de manada" conservado en el subconsciente, se activa así la señal de seguir e imitar o quedar fuera (lo que para nuestra naturaleza animal significaría la muerte) todo meticulosamente estudiado y confabulado por una suma de elementos ganadores: la belleza de la modelo y el atractivo de los paisajes que no por nada pertenecen Italia, país siempre relacionado con la moda y el buen vestir.
Naturalmente todas querrán lucir como la modelo argentina, independiente de que el atuendo sólo quede bien en Valeria Mazza (estudiado el caso desde luego por un diseñador) y en un muy insignificante porcentaje de nuestras mujeres que son igual de altas, rubias y con medidas perfectas y a las que por tanto quedará el color y la forma de los vestidos. La mayoría restante sin embargo lucirán pésimo, ya que se pasó por alto el detalle de "a cada cual según su propio estilo". De esta manera queda comprobado que la publicidad en la moda emplea las más efectivas formas de hipnosis colectivo, porque sabe sacar partido a las inseguridades y creencias más aferradas en las personas, aplíquese lo mismo a otros muchos ejemplos.
Seguir al pie de la letra la moda o las tendencias del consumo, en muchos casos equivale a no estar conforme con uno mismo.
Lo peor de todo es que la publicidad opera también en la dimensión política e ideológica, sacando provecho de la ignorancia, el prejuicio y los blindajes mentales. Un gran peligro radica aquí, pues política es sinónimo de competencia y de la peor competencia, aquella que consiste en sacar partido desde el terreno del rival, desprestigiándolo. De esta manera es válido generalizar y ridiculizar a quienes no comparten un mismo proyecto de sociedad, para de esta manera ganarse la aceptación popular por engaño y generar en los sectarios repudio por "el otro".
Un par de ejemplos: en Chile la pacificación de la Araucanía se transmutó en un repudio generalizado y psicológicamente inducido al pueblo nativo, al punto de que cada vez que se acuña la palabra "mapuche", no se nos vienen a la mente precisamente los épicos versos de Alonso de Ercilla, sino la imagen de un pueblo rebelde, enemigo declarado de los "wincas" y del Estado de Chile y que en sus protestas tienen una predilección por quemar terrenos (que con todo derecho reclaman como propios). Así mismo después del 11-S todo musulmán residente en occidente pasó a ser sospechoso de terrorismo. El prejuicio no era peor en otros tiempos, gente de la generación de mis abuelos solían pensar que los comunistas en verdad comían guaguas o que los masones y los liberales continúan planeando la destrucción de la "Santa Iglesia Católica", como si esta no se estuviera auto boicoteando hace 20 siglos. Este tipo de publicidad suele ser tan subliminal, que poco a poco la hacemos carne, sin darnos cuenta siquiera.
Lo más difícil es lo más satisfactorio, minimiza las influencias del
entorno y conócete y valórate a ti mismo
El
liberalismo mucho más que mi postura política, es mi filosofía de vida, un
ideal que me satisface por completo y que me convierte en calavera de este
siglo. De autores como Nietzsche y Ayn Rand, quienes desacreditan
la idea de Dios y de la sobrevivencia del espíritu (mente, energía,
alma) a la muerte física, tomo la práctica idea de que el Universo
desaparecerá junto conmigo, puesto que todo perderá sentido el día de mi
muerte, cuando ya no pueda conceptualizar la vida a través de los sentidos y
del cerebro cognitivo. Este tipo de liberalismo materialista y existencial,
invita a disfrutar el momento y a dar lo mejor de uno mismo a cada segundo,
total: "no tenemos la vida comprada" y este milagro hay que vivirlo
ahora.
Otro liberalismo (no materialista ni economicista) es aquel del siglo XIX, basado en una combinación entre preceptos cristianos e hinduistas con la poderosa idea de la autodeterminación y de la sugestión psicológica como fondo. Es la cosmovisión presente en Kant, Goethe, Herman Hesse, Martin Heidegger y otros tantos ilustrados alemanes, presente también en el Transcendentalismo de Ralph Waldo Emerson y en la New Thought positivista de Wallace Wattles, William W. Atkinson y Joseph Murphy, entre muchos otros. Para este liberalismo Dios sí existe y es la energía que fluye libre a través de la mente. El hombre en tanto es un "Pequeño Dios" (referencia al poeta Huidobro) que con la misma energía divina da vida a ideas, conceptos y nuevos mundos que nacen y mueren a cada segundo, más la energía no se acaba nunca porque proviene de Dios y Dios es infinito como el propio Universo.
Otro liberalismo (no materialista ni economicista) es aquel del siglo XIX, basado en una combinación entre preceptos cristianos e hinduistas con la poderosa idea de la autodeterminación y de la sugestión psicológica como fondo. Es la cosmovisión presente en Kant, Goethe, Herman Hesse, Martin Heidegger y otros tantos ilustrados alemanes, presente también en el Transcendentalismo de Ralph Waldo Emerson y en la New Thought positivista de Wallace Wattles, William W. Atkinson y Joseph Murphy, entre muchos otros. Para este liberalismo Dios sí existe y es la energía que fluye libre a través de la mente. El hombre en tanto es un "Pequeño Dios" (referencia al poeta Huidobro) que con la misma energía divina da vida a ideas, conceptos y nuevos mundos que nacen y mueren a cada segundo, más la energía no se acaba nunca porque proviene de Dios y Dios es infinito como el propio Universo.
En todas
las corrientes del liberalismo existe una lucha común, esta es romper con el
sino del colectivismo, abrir los ojos frente a las distintas maquinaciones del
poder y encaminarse al "Súper Hombre". El núcleo de la vida no
es más que la motivación y el deseo y consecuencia de ellos, el mundo tangible.
Muchas frases liberales se me vienen a la memoria: "Sé tú mismo",
"El hombre auto hecho", "Querer es poder", "Nada es imposible"
o "El aire de la ciudad hace libre". Sin este empuje filosófico aún
estaríamos clavados en la Edad Media.
Al igual que los liberales, otras corrientes de pensamiento también conciben la
idea del "Súper Hombre": la Biblia lo llama "Espíritu
Santo", Wallace Wattles: "La Mente Universal",
Rhonda Byrne: la "Ley de Atracción", el Budismo:
"Silencio" o "Nirvana" y así suma y sigue... lo
importante es considerar lo siguiente: esto no tiene más ciencia que
idealizarte a ti mismo, pensar en lo que deseas ser y tener, ¿Cuál es la
versión perfecta de ti mismo?, eso es algo que sólo tú lo sabes. Mentalizar tu
identidad perfecta es como construir la maqueta de una vida más próspera y
dejarte guiar por ella, de seguro -y de la mano con el trabajo duro- te ayudará a concebir todo cuanto desees realizar. Lo primero es soñar y soñar es un derecho ¡vívelo!
Eres lo
que piensas, si tan sólo piensas en pequeñeces o nimiedades, sólo pequeñas
cosas obtendrás y si en cambio piensas en grande, debes estar también a la
altura de aquellos pensamientos y comenzar a trabajar en pro de ellos, sin
seguir más modelos que el de tu "Yo Elevado", vale decir tú
mismo en versión de "Súper Hombre".
Seguir a
la masa sólo nos convierte en alfeñiques miserables y copiones, estúpidos
consumidores de una verdad dictada por otros, pero ciegos y mudos ante los
impulsos del propio alma. Al final del tramo estaré en condiciones de decirte
cuanto me encaminé a mi visión del "Súper Hombre" y en el
intertanto seguiré pugnando por alcanzar esta visión de los logros
potenciales, la cual me atrae como un imán, después de todo ¿Quién rechazaría a
la versión mejorada de uno mismo?, la idea es tan feliz como creer en Dios,
en el Cielo o en los Ángeles.
El "Yo"
es un constructo que hace aguas por todos lados y es extremadamente endeble.
¿Quién soy?: una persona, completamente distinta que aquella que acuñó el "Yo"
a los 5, 7, 10 o 15 años y alguien que de seguro no seré mañana: las ideas
cambian, los gustos cambian, cada célula del cuerpo cambia, ¿Alguien se
atrevería a creer que el "Yo" perdurará de por vida?.- De la
misma manera el "Súper Yo" y el "Súper Hombre"
son también otros constructos, pero mucho más sólidos y poderosos que el "Yo",
porque lo corrigen y modelan a cada instante, el "Súper Yo"
apuntando al bien común de la sociedad (sacrificio comunitario, socialismo) y
el "Súper Hombre" a la perfección de uno mismo (liberalismo).
Figuro entre quienes prefieren acallar al "Súper Yo" y filtrar
mejor las influencias del "Súper Hombre", que sea este quien
ayude a poner en orden mis ideas, sentimientos, deseos y convicciones. Según
esta imagen psicológica de mí mismo, es que edito mi realidad, eliminando
influencias perniciosas y cualquier sobrecarga de información.
Rechaza
con todas tus fuerzas los modelos pre-establecidos que subconscientemente nos
ha impuesto la sociedad para convertirnos en simples borregos u "Hombres
Masa", consumidores pasivos a quienes parece más cómodo seguir las
tendencias sociales, renunciando a la posibilidad de ser ellos mismos. Muchas
más satisfacciones espirituales, materiales y de todo orden se consiguen en la
búsqueda de uno mismo, del "Yo Elevado", del "Súper
Hombre", de nuestra versión perfecta, que vive y obra maravillas desde
el plano mental.
Todas mis
grandes influencias literarias y filosóficas, sin excepción, han escrito sobre
esto: Henry Miller, Khalil Gibrán, Herman Hesse, Omar Khayyam, Ortega y
Gasset, Séneca, Ayn Rand, Nietzsche, Faucault, etcétera... No tienes que
creerme ni a mí ni a ellos, BASTA CON QUE TE CREAS A TI MISMO!
«La
buena noticia es que cuando decidas que
lo que sabes es más importante que lo que te
han enseñado a creer habrás cambiado de
velocidad en tu búsqueda de la abundancia. El
éxito viene de tu interior, no de fuera».
RALPH WALDO EMERSON
(1803-1882)
lo que sabes es más importante que lo que te
han enseñado a creer habrás cambiado de
velocidad en tu búsqueda de la abundancia. El
éxito viene de tu interior, no de fuera».
RALPH WALDO EMERSON
(1803-1882)
Hola Zamir: Coincido absolutamente con tu pensamiento, es más, creo que podría haber escrito tu artículo. Hay un solo punto en que creo que hay que andarse con cuidado, y es el tema de la postura "liberal" en el tema del Súper Yo y el Súper Hombre.
ResponderEliminarDesgraciadamente la palabra "liberal" ha tenido connotaciones políticas y económicas que van cambiando según el país y el idioma que emplees. Así "liberal" entre los intelectuales norteamericanos, tiene otra connotación que entre los economistas. Y no hablemos de las versiones chilenas, que usan como nombre de los partidos políticos cualquier palabra que venda la idea de que ellos representan ese concepto, lo cual te habrás percatado, es una mentira.
Evidentemente el Súper Yo es la moral aprendida, que puede ser restrictiva si tu estructura psicológica va por el lado obsesivo. Pero ese Súper Yo, que es necesario para vivir en sociedad, tiene que evolucionar a la congruencia madura contigo mismo, de modo que el Yo sano, pueda discernir( palabra que me gusta mucho) sobre el curso de acción a tomar, dada la interpretación que en cada minuto se hace de las circunstancias.
En ese sentido, yo percibo que vivir en sociedad, exige ciertos aportes a la convivencia amorosa, a mi crecimiento personal y al del prójimo. Mal que mal, vivo con el prójimo alrededor, y me gusta que mi vecino sea cortés conmigo, que no sea ruidoso por las noches, y que no sea hediondo en el ascensor. Me gusta que las vendedoras/es me atiendan bien, y que los emergentes no me tiren encima la 4x4 pasándose el disco Pare. Me gusta que las calles estén pavimentadas y que no me envenenen con pesticidas o metiéndome otros venenosen la comida sin siquiera avisarme. Y para todo eso, se necesita un consenso, que en ciertos casos tiene que transformarse en ley. Y esta ley es la que a veces no gusta a los que se autodenominan liberales en lo político.
Olga, una vez más muchas gracias por tu respuesta y el inteligente análisis que desarrollas. Este es justamente el tipo de interacción que esperas generar en un blog de esta naturaleza.
ResponderEliminarEn mis '20 me consideraba un tipo absolutamente liberal casi más en lo ideológico que en lo tocante a la economía, esto porque mis ideas de entonces estuvieron influenciadas por viejos preceptos del "liberal calavera" es decir el liberal anti-clerical y romántico del siglo XIX que de la mano de instituciones como la masonería liberó a los países americanos del yugo realista europeo y que décadas después, a comienzos del XX -a partir de los gobiernos radicales- cementó el camino al autodesarrollo y a la apertura política de la mujer y posteriormente de los obreros.
Lo anterior que describo es para mí el verdadero liberalismo, el liberalismo descrito naturalistamente por un José Joaquín Vallejo o por un Alberto Blest Gana, grandes escritores del siglo XIX en mi país, el tipo de liberalismo que uno ve reflejado todavía en la pluma de un Vargas Llosa o que huele a humanismo puro en las grandes obras de Herman Hesse o de Khalil Gibrán.
Por su parte John Locke, Benjamin Franklin o Adam Smith, entre muchos otros, representaban la naturaleza empírica de ese liberalismo a mi entender noble, que tenía en la "mano invisible" o teoría del libre mercado su consigna de batalla hacia el desarrollo. Lo triste de esta historia, es que para que el antiguo liberalismo triunfara en Occidente, Occidente debió someter a esclavitud a gran parte de Asia, África e incluso a nuestra América, para de este modo obtener la mano de obra y los recursos productivos de bajo costo que requería la antigua maquinaria liberal de los países desarrollados y es entonces cuando fueron bienvenido Marx, Hegel y Engels para retribuir a los oprimidos (la fuerza productiva) su lugar en la historia.
El liberalismo de hoy sin embargo es o un espejismo replicado por algunas fuerzas nostálgicas (como el partido radical o los nuevos liberales escindidos de ChilePrimero, en el caso de Chile) o un bonito apellido para acompañar las ideologías de siempre o en el peor de los casos, se trata del neo-liberalismo: la más descarada, elitista e inhumana variación del liberalismo, que ampara un sistema económico global fundado en la injusticia y el cual (a diferencia del antiguo liberalismo) no tiene verdaderas consideraciones por el desarrollo ni por la competencia y que más se asemeja al antiguo sistema pre-ilustrado (al que se opuso justamente el antiguo liberalismo) donde un grupo de aristócratas estaban a la cabeza de toda la pirámide societal potenciados en sus derechos de clase. Este sistema neo-liberal no es en verdad liberal, por que las grandes oligarquías no compiten unas con otras, por el contrario se coluden frecuentemente entre sí y lo que es mucho peor: tienen amordazado al poder político, el cual no trabaja ya realmente para la prosperidad de la nación, antes que nada lo hace para sus verdaderos mandantes: la oligarquías económicas locales y globales.
Más de cien años adelantado a su época, el impar Friedrich Nietzsche entendió este orden de cosas y cuando acuñó el concepto de Super Hombre sin duda lo hizo en radical oposición a la masa de borregos que somos todos, víctimas y a la vez admiradores de esta estructura de mierda (que hoy se hace evidente, pero que ha existido siempre) que ocupa a las naciones como carne de cañón para los intereses de unos pocos. ¿Nietszche el padre intelectual del nacional socialismo era liberal? yo diría que en parte sí, si comprendemos al liberalismo como la ideología calavera que solía ser en el siglo XIX, opuesta al poder, a la dominación y a la manipulación venga esta de donde venga, incluida la Iglesia Católica.