miércoles, 29 de abril de 2015

La Marcha de los Iranios (Parte II): Pakistán, Afganistán, Asia Central, el Cáucaso y Anatolia


La segunda parte de este ensayo, aborda características etno-culturales de numerosos pueblos contemporáneos de Eurasia, descendientes de los antiguos ario-iranios y reafirma mi tésis de que la historia y los misterios que encubren tradiciones y creencias ancestrales del viejo mundo, en parte, no pueden comprenderse sin la influencia de aquellos míticos magiis y guerreros-pastores, de los que en gran medida descienden las actuales naciones de Medio Oriente (no sólo los persas, sino también los árabes del Levante y los turcos anatolios), los judíos azkenazíes y los pueblos eslavo-parlantes de Rusia, Ucrania y la ex Yugoslavia.

El pasado es un eterno presente para las civilizaciones avanzadas o agrestes que fluctúan desde el corazón de Eurasia, y su alcance territorial -que replica la dispersión de los antiguos pueblos iranios- es lo que analizaré a continuación desde la vereda etnográfica.

Corazón de Asia. En colores: los límites formales del Asia Central, correspondientes a los países de Kazajistán, Uzbekistán, Turkmenistán, Kirguistán y Tayikistán al este del Mar Caspio y Azerbaiyán, Georgia y Armenia en el Cáucaso. En estas regiones -y las circundantes- transitadas desde siempre por pueblos caucásicos (indoeuropeos, circasianos, semitas), mongoles y dravidianos, se produjeron algunas de las grandes civilizaciones del pasado.
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 ETNIAS EMBLEMÁTICAS

El siguiente glosario, analiza características culturales, históricas y religiosas propias de algunas poblaciones emplazadas en Pakistán, Afganistán, Asia Central, el Cáucaso y Anatolia, que en general pertenecen a dos conjuntos raciales: Iranios y Túrquicos. Los pueblos llamados "túrquicos" son aquellos que emplean como lingua franca un idioma uralo-altaico de orígen mongol, sin embargo en lo racial constituyen una hibridación caucásico-mongoloide, con antepasados de raza irania como los sekes (escitas), los medos y los sármatas. Similar cuestión acontece con los pueblos iranios, cuya clasificación racial deriva también de la lingüística.

 IRANIOS DEL ESTE DEL MAR CASPIO

  •  Burusho
Pueblo proveniente de la región montañosa de Gilgit-Baltistán, que bajo control político de Pakistán, delínea la frontera con Afganistán, la India (Cachemira) y China. Los burusho que ascienden a unas 90.000 almas, habitan sobre un verdadero paraíso en la tierra, rodeados de lagunas, cimas nevadas y verdes prados donde practican su deporte favorito: la equitación.

En su mayoría son practicantes del islam chií, probablemente con altas cuotas heréticas, dado que abrazaron tardíamente el islam y previo a él eran animistas y chamánicos. En general poseen un fenotipo ario de gran pureza, con alta frecuencia de genes nórdicos, que sobrevive a raíz de un histórico aislamiento.

Existe en Gilgit-Baltistán un movimiento de autonomía -o derechamente separatista- que grafica en su bandera una esvástica (el símbolo ario por excelencia) y pretende obtener la soberanía política de los burusho sobre su región.

  •  Pamires
Pueblo emplazado en la región de Badaksán, que comprende parte de Tayikistán, Afganistán y Pakistán, aprox. unos 350.000 individuos. La gran mayoría de pamires profesa el ismaelismo: una variante mística del islam chií y su fenotipo es básicamente caucásico (con trazas nórdicas) e hibridación mongoloide.

  • Hazaras
Es una de las naciones más populosas de Afganistán, presentes también en el norte de Pakistán e Irán, aprox. unos 10 millones de habitantes. La mayoría de hazaras son musulmanes chiíes ismaelitas y su fenotipo, mucho más mongoloide que caucásico. En opinión de algunos historiadores, genetistas y antropólogos, los hazara serían una versión contemporánea de los jázaros medievales, tribu de la que habrían derivado los judíos azkenazíes.

Bandera de la nación burusho. La luna y la estrella -referencia al Islam- es un simbolismo ancestral de los pueblos (semitas) del desierto de Arabia que propagaron la religión, mientras el arco y la flecha dorada representa al divino Sol de los arios. Las montañas por su parte, son un simbolismo postdiluviano y se consideran sagradas desde tiempos inmemoriales, estas sirvieron también de fortaleza a los pueblos iranios frente a la absorción racial y espiritual de naciones colindantes.


  • Pashtun
Son una de las poblaciones iranias más populosas, la más extendida en el territorio de Afganistán y la segunda en Pakistán (detrás de los punyabi que son de orígen indo-ario y dravidiano), con unos 50 millones de almas repartidas entre la región de Baluchistán (en Pakistán), las riveras del río Amu Darya que cruza las fronteras del Asia Central y Afganistán y las del río Indo que conecta la India, Pakistán y China.

En general, caucásicos de fenotipo mediterráneo, constituyen la clase dirigente de Pakistán y Afganistán, conservándose ciertas "bolsas" de pureza racial (nórdica) en el norte de Pakistán y las montañas al suroeste de Afganistán. En su larga historia en la región, los pashto registran numerosas razías de otros pueblos invasores de Oriente y Occidente, tales como los griegos y macedonios (invasión de Alejandro Magno en el siglo III a.C.), los partos, los hunos, los árabes, los turcos y otras tantas oleadas de pueblos mongoles.

La religión predominante de los pashto es el islam suní, y de su seno han surgido los movimientos militar-político-religiosos más fundamentalistas de Asia, como el Talibán de Afganistán y otras múltiples facciones yihadistas que han elevado armas contra el comunismo, el imperialismo británico (y hoy por hoy americano), la Unión Soviética o las minorías de cristianos y musulmanes chiíes.

  • Baluchis
Pese que algunas bibliografías consideran que existen en Asia más de veinte millones de personas que hablan la lengua baluchi, los censos oficiales indican que estos no son más de nueve millones de iranios, que constituyen poblaciones minoritarias en Pakistán, Irán y Afganistán y que dada la cercanía han emigrado también a países de la Arabia petrolera como los Emiratos, Omán y el reino de Bahrein. El 80% de los baluchis radica en Pakistán, entre las regiones de Baluchistán, Sind y el sur del Punyab. La gran mayoría son musulmanes suníes, viven de la actividad agrícola y del pastoreo, siendo aún nómades en los márgenes de su geografía vital.

  • Tayiks
Unos treinta millones de iranios, que dan nombre patrio a Tayikistán, pero que viven principalmente en Afganistán (40% total de tayiks) y están repartidos por toda la geografía del Asia Central, Pakistán y Rusia.

Fenotípicamente arios, aproximadamente un 10% de su población es rubia. Previo a la llegada del Islam, los tayik practicaban religiones propias de Irán y de la India: el zoroastrismo y el budismo, profesando en la actualidad -en su gran mayoría- el islam suní.

Los conflictos ento-religiosos en Afganistán y su lucha independentista contra la Unión Soviética en Tayikistán impulsaron un espíritu nacionalista que los ha hecho abrazar aún más sus tradiciones, a la religión del islam y su orgullo racial.

Niñas pakistaníes de etnia baluchi

IRANIOS DEL CÁUCASO Y ANATOLIA

  • Osetios
Pueblo del Cáucaso, ligado a los antiguos alanos (ver La Marcha de los Iranios Parte I) que en el siglo V de nuestra era, irrumpió junto a las tribus germánicas en el Imperio Romano de Occidente, acelerando su destrucción y formando un reino en el corazón de Hispania (España-Portugal). La población osetia se encuentra dispersa por países que fueron parte del suroeste de la órbita soviética, poseyendo soberanía sobre un pequeño estado llamado "Osetia del Sur" y reclamando como parte integral de su historia e identidad a la "Osetia del Norte", cuya población es mayoritariamente osetia, pero forma parte del territorio ruso.

Unos 800.000 osetios residen actualmente en su área vital: la región del Cáucaso, de los cuales la gran mayoría son cristianos ortodoxos, seguidos de musulmanes sunítas y una minoría pagana que eleva sus rezos a Uastyrdzhi, divinidad que representa al Sol y a la guerra: un arquetipo propio de la raza ario-irania.

  • Armenios
Una etnia irania de orígen persa, enclavada en la región del Cáucaso y que en lo racial posee un fenotipo estabilizado, corpulento, de rasgos mediterráneos, cráneo braquicéfalo y nariz aguileña: el "armenoide", común también en Anatolia (Turquía), en la "Gran Siria" o región de Levante (Siria, Líbano, Jordania, Palestina) y entre los judíos azquenazíes. Entre los armenios no es menos frecuente tampoco el fenotipo alpino (como el de sus vecinos georgianos y osetios) y el nórdico.

La religión prioritaria y básicamente el motor de la historia de Armenia es el cristianismo, practicado con ritos propios. No por nada fue este el primer territorio en abrazar la religión de Cristo y uno de los más acérrimos a la hora de defenderlo de los enemigos paganos y del islam.

La población de Armenia, supera apenas los tres millones de habitantes, pero fuera del país viven aproximadamente 4,6 millones de armenios, la mayoría de ellos en la vecina Rusia, y el resto en Oriente Medio (Irán, Siria, Líbano), en Estados Unidos, en Grecia y en América Latina (principalmente en Argentina). En el multiétnico estado turco radicaba aproximadamente un millón y medio de armenios, que en el año 1915 fueron víctimas de uno de los peores holocaustos de la historia, llevados a cabo por motivos de homogeneización racial y religiosa. Al día de hoy el moderno estado turco no ha reconocido este gravísimo atropello a los derechos humanos.

  • Kurdos
Pueblo iranio del Medio Oriente, emplazado en la región del Kurdistán (que forma parte de Irán, Irak, Turquía y Siria), parece ser que los kurdos están más relacionados étnicamente con poblaciones como los baluchis y burusho de Afganistán/Pakistán que con el pueblo persa (iraníes), formulándose varias teorías al respecto como la de un orígen en el Imperio Medo (antigua población irania del norte y las montañas de Irán) que habría dispersado colonos y contingente guerrero por todo el Medio Oriente y el Asia Central. Otras teorías relacionan a los kurdos con los mitani: uno de los pueblos arios más arcaicos del Medio Oriente, extendido por Mesopotamia (Irak) y Siria, contemporáneo de los míticos hititas de Anatolia.

La población kurda del Oriente Medio supera ampliamente los treinta millones de habitantes (20% en Turquía, 20% en Irak, 15% en Siria, 10% en Irán, 30% en el Cáucaso y Rusia) y reclaman con justicia autonomía sobre el Kurdistán, territorio con una superficie de unos 390.000 km², con amplísimas reservas de petróleo y gas que explican la presencia de Estados Unidos en Irak y la estrategia geopolítica de las potencias -tras la desmembración del Imperio Otomano (1924)- de dividir el territorio del Kurdistán entre cuatro países, impidiendo el desarrollo y autodeterminación de esta populosa nación, sumida actualmente en una anarquía que combina la lucha de clases marxista con la radicalización islámica.

La mayoría de kurdos son musulmanes suníes, pero en la órbita iraní hay también varios grupos de musulmanes chiíes, como también kurdos cristianos, kurdos que practican el judaísmo (o son parcialmente judíos), mazdeístas o zoroastrianos y yazidistas, estos últimos una religión hermética muy mística -de claras reminicencias arias- que rinde culto a dos divinidades: la primera es ALLAH (el Dios altísimo) y la segunda el Ángel-Pavo Real "Melek Taus" (o Lucifer), según la tradición: portador de la iluminación de la raza humana. 

  • Zazas
Son una minoría racial irano-persa que radica en las regiones rurales del este de Turquía, aprox. unos cinco millones de habitantes. La mayoría de zazas practican una variante mística del islam chií, llamada alevismo y el resto son musulmanes sunitas, como la nación receptora.

Bandera del Kurdistán. Sus colores son prácticamente los mismos que los de la bandera iraní, con la salvedad de su símbolo central: el Sol Invictus.


PUEBLOS TÚRQUICOS
 
  • Kazajos
Pueblo emplazado al norte de Asia Central: en la región de Kazajistán, también en parte de Rusia y en el noroeste de China. El fenotipo de los kazajos es básicamente mongoloide, aunque no es nada inusual en ellos la coloración clara en ojos y cabellos.

Su sociedad y forma de organización tribal ha variado muy poco desde la antigüedad, con la salvedad de sus tradiciones religiosas, provenientes del Medio Oriente. Los 17 millones de kazajos, son en su mayoría musulmanes suníes.

  • Uzbekos
Son la populosa nación (30 millones aprox.) que da nombre a Uzbekistán y se extiende también por todo el Asia Central, Afganistán, Pakistán, Rusia y Ucrania. Su confesión mayoritaria es el islam suní, pero existe también amplios conjuntos de población uzbeka que practica creencias mágicas pre-islámicas como son el animismo, el chamanismo, el totemismo, el zoroastrismo y el tengrianismo. El fenotipo de esta gente es prácticamente caucásico (turanoide) y de una extraordinaria belleza, como la exhibida por la tenista Iroda Tulyaganova.

  • Kirguizes
Habitantes de una región de alta montaña, adyacente al Tíbet, estos probables descendientes de Genghis Khan conservan una forma de vida sacrificada y austera, similar a la que llevaron en tiempos pretéritos sus ancestros que asolaron gran parte del mundo conocido: desde el norte de China y la India, al corazón mismo de Europa.

De los 4,5 millones de kirguizes que habitan Asia, el 85% vive en la región montañosa de Kirguistán, 3% en China, 2% en Rusia y un 5% en Uzbekistán, minoría que el año 2010 se vió enfrentada en un conflicto étnico con los uzbekos.

Gran parte de los kirguises son musulmanes suníes y el resto practica religiones de más larga data en la región como el budismo, el chamanismo, el tengrinismo y existen también considerables minorías cristianas. Su fenotipo es predominantemente mongol y según las últimas pesquizas genéticas, estarían emparentados con los principales ancestros de los amerindios que cruzaron el estrecho de Bering a fines de la era Glacial, en especial con los indígenas de Norte América.

  • Turkmenos
Los turkmenos o turcomanos son una de las poblaciones túrquicas más compenetradas con el mundo persa e islámico, y de ellos es probable que deriven los primeros turcos, que empleados como mamelucos (esclavos y mercenarios de guerra) por los califas islámicos, comenzaron a ganar poder hasta desplazar a los árabes y fundar sus propios kanatos e imperios.

De los ocho millones de turcomanos, sólo la mitad permanece en Turkmenistán, 20% reside en Irak, un 17% en Irán (y en ambos territorios han estado presentes desde las invasiones medievales), el resto de turcomanos están repartidos por Afganistán, Rusia, Ucrania, Turquía y Siria.

Los rasgos físicos de los turcomanos son una mixtura entre la raza mongoloide y la caucásica irano-persa de tipo mediterráneo, en algunos casos indistinguibles de los turcos anatolios. La gran mayoría son practicantes del Islam Suní, con variación o influencias animistas y chamánicas.
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Jinetes kazajos

  • Azeríes
Son una población túrquica emplazada principalmente en Irán y en la región del Cáucaso, donde dan nombre al país de Azerbaiyán. Sólo en Irán radica el 45% de los azeríes (15 millones de personas), que cultural, religiosa y fenotípicamente son indistinguibles del resto de iraníes.

Millones de azeríes se reparten por todo el Cáucaso, Asia Central, Ucrania, Rusia, Irak, Siria y Turquía. Su religión mayoritaria es el islam chií, seguido del sunismo, la fe bahai, el zoroastrismo y una reducida minoría cristiana.

  • Turcos
Son la población túrquica -o más bien turco-parlante- emplazada sobre la mítica región de Anatolia, encrucijada histórica que conecta el Medio Oriente con Europa y el Mar Mediterráneo con las rutas del Mar Negro. A la llegada e invasión de los mamelucos (túrquicos) en la región, las gentes de Anatolia eran desde antaño muy diversas y cosmopolitas. Sobre la actual Turquía coexistieron durante miles de años los griegos (en la parte occidental) con los persas y armenios (en la parte oriental), también los sirios y los hebreos fueron un importante núcleo poblacional en la región, tal como atestigua el Nuevo Testamento y los viajes misioneros de San Pablo a Tarso y Antioquía que eran ciudades judías. 

Inclúso miles de años ántes del nacimiento de Cristo o de la expansión de griegos y persas por la región, colonizaron Antolia los lidios (de orígen desconocido, probables ancestros de los etruscos de Italia), los hititas y mitanis (pueblos arios más antiguos del Oriente Medio), los frigios, celtas y cimerios (también de orígen ario) y los asirios, indómitos conquistadores de raza semítica. En medio de tantas civilizaciones e historia, los pueblos túrquicos, arribados en el año 1453 de nuestra era, son simplemente los últimos dominadores de la región y quienes desplazaron a los bizantinos, aportando su lengua y religión.

Resultante de aquel amalgama racial son los 62 millones de turcos que viven en Anatolia y otros 10 millones que residen en países árabes, balcánicos y en Alemania (3.7 millones de inmigrantes) que tienen por confesión principal el islam suní, sin embargo en los últimos 80 años, el proceso de occidentalización que vivió Turquía por parte del gobierno reformista de Atatürk removió los cimientos que unificaban política y región, razón por la cual Turquía es uno de los países musulmanes (y suníes) más moderados.

  • Búlgaros
Al igual que ocurre con los turcos de Anatolia, una porción de ancestros del pueblo búlgaro son de orígen túrquico, relacionados con los antiguos ávaros, hunos y proto-búlgaros (de raza irano-mongol) que en hacia el siglo VI de nuestra era, dominaron gran parte  del territorio de Ucrania, el norte de los Balcanes y una pequeña porción de Europa Central, correspondiente a Hungría.

Una mixtura entre pueblos eslavos, macedonios y proto-búlgaros conforman la composición racial de los actuales búlgaros, nación de 6 millones emplazada en el sureste de los Balcanes y que profesan en su gran mayoría el cristianismo ortodoxo, con minorías de musulmanes (turco-búlgaros) y católicos.

 PUEBLOS PARCIALMENTE IRANIOS
 
  • Judíos Azkenazíes
Con el lanzamiento de su libro "La Invención del Pueblo Judío" (2009), el historiador judío-austríaco Shlomo Sand, reflotó la polémica sobre el verdadero orígen de los azkenazíes (los cerca de 10 millones de judíos provenientes de Europa Central y Asia Occidental), ganándose la enemistad de sectores religiosos y sionistas, pertinaces e inflexibles en la postura de un orígen racial que -supuestamente- ha variado poco desde sus ancestros bíblicos, obligados a abandonar Palestina tras la destrucción del Segundo Templo de Salomón y la diáspora decisiva del año 135 de nuestra era.

La verdad -guste o no- es que los más seguros descendientes del pueblo de Jacob, Moisés y Salomón no son los judíos contemporáneos de ninguna derivación (ni azkenazíes ni sefardíes) sino el pueblo palestino, que reculturizado por Bizancio y luego por los califatos islámicos, desterró el judaísmo para abrazar la fe del cristianismo y del islam respectivamente. 

Por su parte los judíos sefardíes (provenientes de España, Portugal, Turquía, Noráfrica y otras latitudes del mediterráneo) descienden parcialmente de los antiguos judíos que abandonaron Medio Oriente en eras tempranas del Imperio Romano, "romanizándose" y mezclando su sangre con los nativos a lo largo de más de 2000 años. Posterior a la reconquista cristiana de España y la consecuente expulsión de los moros de la península, los judíos españoles y portugueses fueron obligados a bautizarse cristianos o marcharse, muchos emigraron a Holanda, Francia, Gran Bretaña, Italia o Turquía, otros cruzaron el estrecho de Gibraltar y se instalaron en África, algunos cambiaron de religión y otros tantos simplemente lo simularon; aquellos fueron llamados "marranos" y emigraron en masa a América tras su descubrimiento en 1492. Hoy sabemos que apellidos típicos de la región como Pérez, Hernández, Cerda, Calderón, Bustos, Nieto... son de orígen "marrano" o sefardí.

Otra historia es la de los judíos azkenazíes. Investigaciones genéticas como la del doctor Eran Elhaik revelan en sus marcadores una estrecha cercanía con poblaciones como la de Armenia e Irán, y una mayor afinidad genética con los palestinos que con los judíos sefardíes. Todo indica que -contrariando la tradición oral- tan sólo una parte de los ancestros del pueblo azkenazi provino del Medio Oriente (no de Palestina directamente, sino de Mesopotamia, donde radicaba buena parte de la población judía desde el siglo X a.C), y otro tanto más de los márgenes del Mar Negro y el Mar Caspio, en lo que hacia el siglo XIII de nuestra era fue el llamado "Imperio Jázaro", que en la temprana Edad Media hizo las funciones de tampón geopolítico entre Bizancio y el mundo islámico, optando como identidad distintiva por la religión judía. En suma, el pueblo azkenazí es el producto de una mezcla histórica entre judíos, iranios, turcos y eslavos.

  • Cachemires
Son la principal población que habita el norte de la India y en sectores fronterizos de Pakistán, emplazada sobre el pardisiaco valle de Cachemira, desde donde los antiguos arios -provenientes de las estepas rusas- comenzaron a colonizar el Subcontinente Indio.

Los cerca de seis millones de cachemires son principalmente musulmanes suníes y su raza es básicamente caucásica de tipo mediterráneo oriental, con adición de elementos dravidianos (raza negra australoide) y mongoloides. A lo largo de miles de años, varias poblaciones iranias aportaron por igual ciertos elementos a la cultura y genética distintiva de los cachemires.

  • Romaníes
Los romaníes -también llamados gitanos- son una población caucásica, de orígenes indo-ario y ario-iranio (probablemente pashtún), que surgió de las regiones al norte de la India, fundamentalmente de Rajastán, el Punyab y Cachemira. La invasión de los musulmanes a Pakistán y el norte de la India, sumada a la explosión demográfica, las hambrunas y las sequías en su emplazamiento geográfico original, fueron las probables razones que hacia el año 1.000 de nuestra era, motivaron a varias oleadas de esta nación a emigrar hacia el oeste, donde en menor cuantía adhirieron a otros pueblos (como eslavos y turcos) y adoptaron sus religiones.

Parte importante del pueblo romaní, transitó la ruta regular (terrestre) desde la India a Europa, estableciendo comunidades en ciertas regiones de Rusia, el Cáucaso, Anatolia (Turquía) y sobretodo en los Balcanes (especialmente en Rumania), sin embargo otra oleada de romaníes se desvió por el Oriente Medio y se estableció un periodo en Egipto, convirtiéndose en vasallos de los musulmanes y pasando luego a otras regiones del Norte de África, para establecerse finalmente en el Califato de Córdoba, donde fueron identificados por el nombre de "egiptianos", del cual deriva la palabra española "gitano".

Los más de 11 millones de romaníes que habitan el planeta, están disgregados por toda Europa, formando amplias comunidades en los países balcánicos, en Rusia, Turquía, Francia, España, Italia y Gran Bretaña, donde partes de la comunidad se mezcló con los mal llamados "gitanos irlandeses" o nómades irlandeses (irish travellers). La práctica mayoría de los romaníes son cristianos, pero su cosmovisión de la religión es más bien herética, incorporando ciertas creencias atribuíbles al hinduismo o al chamanismo y de aquí es probable que deriven prácticas como la hechicería, la quiromancia o  el "mal de ojo". 

Jazaria, el enigmático imperio que adoptó el judaísmo como identidad política.

  • Georgianos,  Chechenos y Circasianos
Son poblaciones autóctonas de la región del Cáucaso, cuya clasificación etnolingüística pertenece a un cuarto grupo de familias en Asia Occidental, distinto de los conjuntos indoeuropeos (iranios y eslavos), semita y túrquico, aunque dado el extendido influjo de los pueblos persa y escita sobre su geografía vital, el elemento iranio se hace también patente en estas gentes.

Muchos historiadores y genetistas, adhieren a la teoría de que estos pueblos estarían relacionados con los proto-arios, cuyo emplazamiento original no radicaría en tal caso en Escandinavia -como suponen los nordicistas- sino en algún punto entre el sur de Rusia y Transcaucasia. Sustenta la teoría, el hecho de que la práctica mayoría de los genes europeos provienen del Cáucaso. Otra teoría que parece ser concluyente es la del orígen caucasiano del pueblo vasco (una incógnita durante siglos), así como también de las poblaciones bereberes del Norte de África y de las antiguas élites egipcias que eran de raza blanca;  investigaciones en el campo de la genética, la antropología y la fonética, develan una estrechísima relación entre estos pueblos (y las momias faraónicas) con los actuales georgianos, cuyos ancestros neolíticos fueron los primeros en colonizar Eurasia. 

De entre las tres grandes naciones caucasianas, sólo los georgianos poseen un estado internacionalmente reconocido, luego de la desmembración de la Unión Soviética en 1991. Los 6,5 millones de gergianos son predominantemente cristianos de rito ortodoxo y de ellos sólo un 70% reside en Georgia, el resto se dispersa por otras regiones del Cáucaso o en las vecinas Rusia y Turquía. Iósif Stalin -el temible dictador soviético- provenía de Georgia.

La historia ha sido más dura con los dos millones de chechenos y los seis millones de circasianos, desprovistos de un estado-nación legítimo que los represente. Chechenia y Circasia son dos regiones que pertenecen en la actualidad a Rusia, idea a la que no se resigna ninguna de las dos naciones y en especial los chechenos, que en las últimas dos décadas han abrazado posturas radicales -mal conceptuadas como "fundamentalismo islámico"- para obtener la independencia de sus territorios. Chechenos y circasianos son pueblos que han luchado durante siglos por su independencia, hoy contra los rusos, ayer contra los mongoles y los turcos, estos últimos además de diezmar, fustigar y emplear como esclavos a los circasianos durante siglos, acostumbraban secuestrar  a sus mujeres para hacerlas concubinas en los harenes. La presión de los turcos sobre este pueblo fue tal, que en las últimas décadas del Imperio Otomano les obligaron a dispersarse en dirección a Siria y el Medio Oriente, donde aún radica un millón de circasianos.
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  • Rusos y Ucranianos
Cientos y miles de años antes de la conformación del Imperio Ruso e inclúso de la Rus de Kiev (862-1349 d.C.) que unificó a los pueblos eslavos: ruso, bielorruso y ucraniano, el colosal territorio que hoy es Rusia fue el desplazamiento vital de la práctica mayoría de los pueblos arios o indoeuropeos de Europa y Asia, además de las tribus turcas y tartaras (de mixtura caucásico-mongoloide), mongoles, judíos y caldeos.

La historia de la "Gran Rusia" comienza en el noroeste del país, emplazamiento donde el pueblo eslavo se fusionó tempranamente con sus dominadores escandinavos (vikingos o varegos), poblaciones ugrofinesas y las gentes del Báltico. En siglos posteriores, la estrategia geo-política para retener el avance de pueblos túrquicos y musulmanes del este, presionó la expansión de Rusia hacia los márgenes del Mar Negro, el Cáucaso y la región siberiana al este de los montes urales. Resultado de lo cual, gran parte de la población que hoy llamamos "rusos" no son en su mayoría de raza eslava, sino una mezcla de elementos tártaros, iranios, eslavos y germánicos que varía considerablemente de norte a sur y de este a oeste.

Por su parte, el territorio que hoy conocemos como Ucrania fue disputado en la edad media por varias naciones, al norte del territorio se emplazó durante siglos el imperio eslavo-varego de la Rus de Kiev, mientras el centro, sur y las riberas al norte del Mar Negro, pertenecieron por espacio de los mismos siglos (y más) al influjo imperial túrquico de pueblos jázaros y proto-búlgaros, relacionados en gran medida con las antiguas tribus iranias de escitas y cimerios que poblaron la región en la antigüedad. Hoy si bien la mayor parte del pueblo ucraniano constituye una nación uniforme, la "cuestión de Crimea" es un hecho que hace reflotar las distancias étnicas del pasado. 

  • Yugoslavos
El nombre yugoslavo refiere a los "eslavos del sur" o de la región de los Balcanes, diferenciándolos de sus símiles del norte: rusos, ucranianos, checos, polacos, bielorrusos y eslovacos. La ex Yugoslavia (1918-1992) fue un estado fallido, que por distancias religiosas (entre crisitianos y musulmanes y entre serbios ortodoxos y croatas católicos) más que étnicas terminó disgregándose luego de una seguidilla de cruentas guerras civiles.

El emplazamiento vital de los "pueblos sur eslavos" explica en muchos sentidos los conflictos que terminaron disgregando Yugoslavia a comienzos de los '90, siendo en lo concreto un área geoestratégica fundamental, desde donde los antiguos romanos y Bizancio -por ejemplo- se proyectaba al corazón de Asia. Por su parte, los pueblos del Asia Occidental (como los iranios, los mongoles, los eslavos, los turcos y los godos) hacian lo propio desde el este, enfocados en las riquezas de Europa que capturaban cada cierto tiempo por medio de razías y expansiones. De este modo, los llamados "sur eslavos" devienen de una multitud de pueblos, siendo el único elemento aglutinante la lengua eslava.

  • Magiares
"Magyar" es el nombre con el cual se identifican así mismos los húngaros. Esta nación centro-europea, que entre fines del siglo XIX y comienzos del XX fue cuna del Imperio Austro-Hungaro, está emplazada sobre la Llanura Panónica, territorio colindante con los Balcanes y el norte de Italia, es decir el corazón estratégico de Centro Europa, disputado por los pueblos celta, teutón (germánico), sármata (iranio) y romano en la antigüedad, 

El nombre de "Hungría" no es antojadizo para la historia universal, ya que desde tiempos antiguos le fue atribuído como referencia al pueblo túrquico (irano-mongol) de los "hunos", que liderados por el sanguinario rey Atila -también llamado "El azote de Dios"- presionó la caída del Imperio Romano de Occidente el año 467, estableciéndose largo tiempo en la Llanura Panónica. Posterior a los hunos, otros pueblos túrquicos como los ávaros y los proto-búlgaros se establecieron sobre aquella región, forjando la identidad particular de los húngaros, cuyos orígenes e historia representan "un gran eslabón" entre Europa y Asia.

  • Rumanos 
El nombre Rumania o Romanía, deriva claramente de su pasado romano, lo mismo que su lingua franca nacional es un derivado del latín, al igual que el italiano, el francés, el español y el portugués, entre otras. El pueblo rumano, por su parte, condensa un pasado milenario, legado de varias naciones como los dacios, los tracios, los romanos, los godos (germanos), los proto-búlgaros, los eslavos, los turcos y los romaníes (gitanos) que arribados en diferentes estadios epocales, forman parte inherente de su historia.
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Circasianos

miércoles, 22 de abril de 2015

Übermensch contra Hombre Masa


El presente texto fue completado el día 8 de junio del año 2011 y forma parte de una lista de ensayos, columnas, análisis políticos, críticas literarias, poemas y pensamientos que -ciertamente por pudor- jamás distribuí en ningún sitio ni publiqué tampoco en mi antiguo blog La Bitácora Liberal. Esta tarde lo he vuelto leer y descubrí en él un trazado interesante (multifocal), que me parecíó viable compartir aquí.

Hace cuatro años, un torrente de eventos y nuevas impresiones me motivó a escribir esta columna y pese a que muchas de las ideas manifiestas ya no las comparto, asumo que el concepto de "guía interno" (de lo que trata mayormente el texto) sigue siendo en lo personal una de las revelaciones más importantes de mi vida, y la senda de una búsqueda interior-exterior, canalizada a través de la lectura de muchos textos filosóficos, pasadías por escuelas de misterios, el estudio gnóstico de las religiones, por medio de símbolos, alegorías y arquetipos y hasta un interés heterodoxo por la alquimia, la cabalá, el mesmerismo y los registros akásicos, entre otras ciencias mistéricas que tanto me apasionan.

Conceptos
Übermensch (Nietzsche): La idea del "Súper Hombre" en Friedrich Nietzsche es la de un ente que encarna la versión óptima e idealista de uno mismo, mentalizado como dueño y señor de su propia moral, sentimientos y pensamientos. Un ser al cual debiéramos aspirar para alcanzar la plenitud en nuestras vidas, desechando en su lugar todo canon impuesto que no hace más que esclavizarnos y condicionar nuestra libertad en pro de un modelo determinado de sociedad, que en la visión de Nietzsche es claramente la moral religiosa del cristianismo. Romper desde adentro con todo orden de ideas que nos restan libertad psicológica, carnal y espiritual, es la única manera de encaminamos al "Übermensch", nuestro fin perfecto.

El psicoanalista Sigmund Freud acuñó el concepto de "Super Yo", lo cual es básicamente una estructura psicológica en la cual nos curtió el ambiente, haciéndonos profesar valores y creencias que no son connaturales al individuo. Si el "Súper Hombre" es el cenit de la evolución mental y espiritual del ser humano, el "Súper Yo" es en cambio un tirano psicológico que nos da con una mano y nos quita con la otra, sus medios subconscientes de dominación son el miedo y el remordimiento, se trata entónces de un ente rendido a la idea del "bien común" y de la supremacía del colectivo, todo lo cual fustiga al "Súper Hombre".

Hombre Masa (Ortega y Gasset): Es simplemente el hombre común o mediocre, que aspira a todo lo que los demás tienen o quieren, que no es capaz de pensar más allá del tiempo y del espacio presente, que es tremendamente ignorante pero que se conforma en su estado de vulgaridad intelectual, predica la igualdad porque se sabe del montón y externamente demuestra incomodidad ante el concepto de autoridad, aunque en su foro interno abraza como todos los débiles de espíritu la idea del caudillo, del filántropo que le librará de sus miserias. En la era de la información, gran parte de la población mundial pertenece a este grupo. Gente con una vida plana, la cual simplemente consiste en hacer lo que todo su entorno hace, opinar como todo su entorno opina y aceptar sin más los valores y vicios presentes de la sociedad.

Los poderosos y hasta sus mismos pares, fácilmente los meten al bolsillo y basta que alguien levante una pancarta y mil imbéciles como ellos los seguirán sin preguntarse siquiera el porqué. Si una sociedad está curtida en valores religiosos, ellos no los cuestionan en absoluto y condenan a quien no vive conforme a ellos, de igual manera en que en un país dominado por agnósticos, la gran mayoría se considera tal. Los publicistas y el mundo político sabe bien como ganárselos y sacarles el jugo a su actitud vital de baja frecuencia, pues son verdaderos zombies habituados a una realidad proyectada en sombras. Y tal como los niños, se tragan cualquier cuento de hadas.
Sociedad de consumo y esnobismo

Un ser humano individualista en el buen sentido de la palabra y que confía absolutamente en sí mismo, se encamina a paso galopante a su propia visión del "Súper Hombre", sabe de sobra que jamás alcanzará tal utopía, pero esta le dará fuerzas para levantarse por las mañanas y trabajar obstinadamente por alcanzar sus metas, mientras más lejano el objetivo, más activos nos volvemos y prospera nuestra vida hacia un sentido de auto desarrollo y plenitud, aunque como sostuve anteriormente el "Súper Hombre" no es más que un ideal, un horizonte necesariamente lejano y que una vez visualizado atrae como un imán nuestras acciones para guiarnos hacia el éxito, hacernos prósperos y avanzar, el "Súper Hombre" es el medio camino entre el "Yo" actual y Dios.

Pese a todo siempre orbitaremos en la esfera del "Súper Yo" y no en la del "Súper Hombre", debido a que el primero es lo que hay y el segundo lo que queremos llegar a ser... una vida ajena a la idea del "Súper Hombre", es una que carece de grandes objetivos y que por tanto va a la deriva, confiando más en la suerte o en la misericordia de terceros, como hace el "Hombre Masa", quien desconoce sus infinitas posibilidades porque simplemente no persigue la perfección de si mismo y más arraigo han tenido en él las ideas de culto, imitación y el propender al beneplácito de los demás en lugar de desarrollar la autoestima. Todo esto a la larga se termina volcando a una actitud de borregos y esnobistas del discurso, replicantes de la innovación (más nunca innovadores) y desde luego consumidores compulsivos de las modas, pero con cero aportes e ideas propias.

Por su parte, a quienes han asimilado la idea del "Súper Hombre" se les abren dos caminos posibles: 1) o se convierten en "Lobos Esteparios" (referencia a la lectura de Herman Hesse) que repudian la sociedad y sus miserias plásticas y que en el fondo sufren las penas del infierno debido a que se detestan así mismos por ser tan psicológica y espiritualmente libres, cuando tal vez quisieran ser menos complejos y vivir una vida común y silvestre o 2) son seres exitosos que dictan la vanguardia y jamás se detienen a leer las señales de la sociedad, ya que ellos mismos las producen, basta con que hagan algo y todo el mundo los seguirá: piénsese en personas como Bill Gates, genios como Albert Einstein o grandes compositores como Vivaldi y Mozart. Entre los "Lobos Esteparios" abundan genialidades hurañas y solitarias, muchos de los cuales no fueron reconocidos en vida y murieron en la absoluta pobreza, personalidades como Vincent Van Gogh, Johann Sebastian Bach o el escritor new age Philip K. Dick. Aun así es mil veces preferible ser "Lobo Estepario" que un sumiso acaudillado que nunca concebirá la trascendencia.
La publicidad nos convierte en borregos
La publicidad es el empleo de la comunicación a través de señales que generan reacciones conocidas y estudiadas (por publicistas, psiquiatras y psicólogos) en el subconsciente de las personas. No tiene que ver exclusivamente con el ámbito comercial, pero sí siempre con el consumo: consumo de productos, consumo de ideologías, consumo de imágenes, consumo de creencias religiosas, etcétera, destinados a mantener o potenciar un determinado statu quo.

En toda época y lugar, las sociedades siguen el mismo patrón piramidal: un grupo muy reducido obtiene los mayores beneficios, mientras la gran masa se continúa conformando con "pan y circo". Los de arriba dictan la norma y mejoran con el tiempo sus métodos para cautivar (y mantener en esclavitud: hoy económica) al pueblo, mientras los de abajo actúan como zombies y tal como la plebe rendía culto a los nobles, al Señor Feudal y al Rey en la Edad Media, los de hoy en día tampoco cuestionan verdaderamente, simplemente se limitan a imitar al dueño de la virtud. Así se entiende que existan aspiradoras en casas con pisos de tierra o que la mayoría de las familias de clase media baja tenga acceso a tarjetas comerciales de todas las grandes multitiendas, destinando todo el ingreso mensual disponible (y más) a la cancelación de deudas duplicadas y hasta triplicadas por una tasa de interés abusiva. El anhelo del pobre, hace más rico al rico.

Otro ejemplo se me viene a la mente: Valeria Mazza, una de las mujeres más bellas de este continente, es hace tiempo rostro de Falabella, verla en su plenitud recorriendo Venecia o Roma en una campaña publicitaria, genera al instante un patrón dirigido de consumo destinado a las 7 millones de mujeres que habitan nuestro país. Dicho patrón apela a un básico "instinto de manada" conservado en el subconsciente, se activa así la señal de seguir e imitar o quedar fuera (lo que para nuestra naturaleza animal significaría la muerte) todo meticulosamente estudiado y confabulado por una suma de elementos ganadores: la belleza de la modelo y el atractivo de los paisajes que no por nada pertenecen Italia, país siempre relacionado con la moda y el buen vestir.

Naturalmente todas querrán lucir como la modelo argentina, independiente de que el atuendo sólo quede bien en Valeria Mazza (estudiado el caso desde luego por un diseñador) y en un muy insignificante porcentaje de nuestras mujeres que son igual de altas, rubias y con medidas perfectas y a las que por tanto quedará el color y la forma de los vestidos. La mayoría restante sin embargo lucirán pésimo, ya que se pasó por alto el detalle de "a cada cual según su propio estilo". De esta manera queda comprobado que la publicidad en la moda emplea las más efectivas formas de hipnosis colectivo, porque sabe sacar partido a las inseguridades y creencias más aferradas en las personas, aplíquese lo mismo a otros muchos ejemplos.

Seguir al pie de la letra la moda o las tendencias del consumo, en muchos casos equivale a no estar conforme con uno mismo.

Lo peor de todo es que la publicidad opera también en la dimensión política e ideológica, sacando provecho de la ignorancia, el prejuicio y los blindajes mentales. Un gran peligro radica aquí, pues política es sinónimo de competencia y de la peor competencia, aquella que consiste en sacar partido desde el terreno del rival, desprestigiándolo. De esta manera es válido generalizar y ridiculizar a quienes no comparten un mismo proyecto de sociedad, para de esta manera ganarse la aceptación popular por engaño y generar en los sectarios repudio por "el otro".

Un par de ejemplos: en Chile la pacificación de la Araucanía se transmutó en un repudio generalizado y psicológicamente inducido al pueblo nativo, al punto de que cada vez que se acuña la palabra "mapuche", no se nos vienen a la mente precisamente los épicos versos de Alonso de Ercilla, sino la imagen de un pueblo rebelde, enemigo declarado de los "wincas" y del Estado de Chile y que en sus protestas tienen una predilección por quemar terrenos (que con todo derecho reclaman como propios). Así mismo después del 11-S todo musulmán residente en occidente pasó a ser sospechoso de terrorismo. El prejuicio no era peor en otros tiempos, gente de la generación de mis abuelos solían pensar que los comunistas en verdad comían guaguas o que los masones y los liberales continúan planeando la destrucción de la "Santa Iglesia Católica", como si esta no se estuviera auto boicoteando hace 20 siglos. Este tipo de publicidad suele ser tan subliminal, que poco a poco la hacemos carne, sin darnos cuenta siquiera.
Lo más difícil es lo más satisfactorio, minimiza las influencias del entorno y conócete y valórate a ti mismo
El liberalismo mucho más que mi postura política, es mi filosofía de vida, un ideal que me satisface por completo y que me convierte en calavera de este siglo. De autores como Nietzsche y Ayn Rand, quienes desacreditan la idea de Dios y de la sobrevivencia del espíritu (mente, energía, alma) a la muerte física, tomo la práctica idea de que el Universo desaparecerá junto conmigo, puesto que todo perderá sentido el día de mi muerte, cuando ya no pueda conceptualizar la vida a través de los sentidos y del cerebro cognitivo. Este tipo de liberalismo materialista y existencial, invita a disfrutar el momento y a dar lo mejor de uno mismo a cada segundo, total: "no tenemos la vida comprada" y este milagro hay que vivirlo ahora.

Otro liberalismo (no materialista ni economicista) es aquel del siglo XIX, basado en una combinación entre preceptos cristianos e hinduistas con la poderosa idea de la autodeterminación y de la sugestión psicológica como fondo. Es la cosmovisión presente en Kant, Goethe, Herman Hesse, Martin Heidegger y otros tantos ilustrados alemanes, presente también en el Transcendentalismo de Ralph Waldo Emerson y en la New Thought positivista de Wallace Wattles, William W. Atkinson y Joseph Murphy, entre muchos otros. Para este liberalismo Dios sí existe y es la energía que fluye libre a través de la mente. El hombre en tanto es un "Pequeño Dios" (referencia al poeta Huidobro) que con la misma energía divina da vida a ideas, conceptos y nuevos mundos que nacen y mueren a cada segundo, más la energía no se acaba nunca porque proviene de Dios y Dios es infinito como el propio Universo.
En todas las corrientes del liberalismo existe una lucha común, esta es romper con el sino del colectivismo, abrir los ojos frente a las distintas maquinaciones del poder y encaminarse al "Súper Hombre". El núcleo de la vida no es más que la motivación y el deseo y consecuencia de ellos, el mundo tangible. Muchas frases liberales se me vienen a la memoria: "Sé tú mismo", "El hombre auto hecho", "Querer es poder", "Nada es imposible" o "El aire de la ciudad hace libre". Sin este empuje filosófico aún estaríamos clavados en la Edad Media.

Al igual que los liberales, otras corrientes de pensamiento también conciben la idea del "Súper Hombre": la Biblia lo llama "Espíritu Santo", Wallace Wattles: "La Mente Universal", Rhonda Byrne: la "Ley de Atracción", el Budismo: "Silencio" o "Nirvana" y así suma y sigue... lo importante es considerar lo siguiente: esto no tiene más ciencia que idealizarte a ti mismo, pensar en lo que deseas ser y tener, ¿Cuál es la versión perfecta de ti mismo?, eso es algo que sólo tú lo sabes. Mentalizar tu identidad perfecta es como construir la maqueta de una vida más próspera y dejarte guiar por ella, de seguro -y de la mano con el trabajo duro- te ayudará a concebir todo cuanto desees realizar. Lo primero es soñar y soñar es un derecho ¡vívelo!

Eres lo que piensas, si tan sólo piensas en pequeñeces o nimiedades, sólo pequeñas cosas obtendrás y si en cambio piensas en grande, debes estar también a la altura de aquellos pensamientos y comenzar a trabajar en pro de ellos, sin seguir más modelos que el de tu "Yo Elevado", vale decir tú mismo en versión de "Súper Hombre".

Seguir a la masa sólo nos convierte en alfeñiques miserables y copiones, estúpidos consumidores de una verdad dictada por otros, pero ciegos y mudos ante los impulsos del propio alma. Al final del tramo estaré en condiciones de decirte cuanto me encaminé a mi visión del "Súper Hombre" y en el intertanto seguiré pugnando por alcanzar esta visión de los logros potenciales, la cual me atrae como un imán, después de todo ¿Quién rechazaría a la versión mejorada de uno mismo?, la idea es tan feliz como creer en Dios, en el Cielo o en los Ángeles.
El "Yo" es un constructo que hace aguas por todos lados y es extremadamente endeble. ¿Quién soy?: una persona, completamente distinta que aquella que acuñó el "Yo" a los 5, 7, 10 o 15 años y alguien que de seguro no seré mañana: las ideas cambian, los gustos cambian, cada célula del cuerpo cambia, ¿Alguien se atrevería a creer que el "Yo" perdurará de por vida?.- De la misma manera el "Súper Yo" y el "Súper Hombre" son también otros constructos, pero mucho más sólidos y poderosos que el "Yo", porque lo corrigen y modelan a cada instante, el "Súper Yo" apuntando al bien común de la sociedad (sacrificio comunitario, socialismo) y el "Súper Hombre" a la perfección de uno mismo (liberalismo). Figuro entre quienes prefieren acallar al "Súper Yo" y filtrar mejor las influencias del "Súper Hombre", que sea este quien ayude a poner en orden mis ideas, sentimientos, deseos y convicciones. Según esta imagen psicológica de mí mismo, es que edito mi realidad, eliminando influencias perniciosas y cualquier sobrecarga de información.

Rechaza con todas tus fuerzas los modelos pre-establecidos que subconscientemente nos ha impuesto la sociedad para convertirnos en simples borregos u "Hombres Masa", consumidores pasivos a quienes parece más cómodo seguir las tendencias sociales, renunciando a la posibilidad de ser ellos mismos. Muchas más satisfacciones espirituales, materiales y de todo orden se consiguen en la búsqueda de uno mismo, del "Yo Elevado", del "Súper Hombre", de nuestra versión perfecta, que vive y obra maravillas desde el plano mental.

Todas mis grandes influencias literarias y filosóficas, sin excepción, han escrito sobre esto: Henry Miller, Khalil Gibrán, Herman Hesse, Omar Khayyam, Ortega y Gasset, Séneca, Ayn Rand, Nietzsche, Faucault, etcétera... No tienes que creerme ni a mí ni a ellos, BASTA CON QUE TE CREAS A TI MISMO!

«La buena noticia es que cuando decidas que
lo que sabes es más importante que lo que te
han enseñado a creer habrás cambiado de
velocidad en tu búsqueda de la abundancia. El
éxito viene de tu interior, no de fuera».

RALPH WALDO EMERSON
(1803-1882)


jueves, 9 de abril de 2015

Melquisedec, señor de Salem


Desde la más remota antiguedad hasta estos quince primeros años del Siglo XXI, Medio Oriente ha sido y es un enclave geoestratégico fundamental para el desarrollo de la historia humana. Su posición de encrucijada entre el mundo Mediterráneo, Europa, Asia, el Norte de África, la Ruta de la Seda y el Océano Índico, implica que desde fechas muy tempranas, se turnaran sobre su suelo las más diversas civilizaciones, migraciones de este a oeste, de oeste a este, de norte a sur y viceversa, con toda el entramado y mezcla de razas, culturas y religiones que ello implica: el súmum de todas las contradicciones.

Es que a larga data, el multiculturalismo arrastrará irremisiblemente a conflictos y esta lección vivida en las sociedades de Medio Oriente, la India y en menor medida en países que antaño fueron cuna de imperios como es el caso de la Italia medieval, está reflejando ya grandes problemáticas en la estructura societal de países post-imperialistas como son Inglaterra y Francia (cuya masa inmigrante de asiáticos y africanos, ya es ciudadana y exige sus derechos) y desde luego revela fisuras hasta en la propia patria Yankee (ícono de la diversidad, la tolerancia y la democracia) que cada día -dentro y fuera de sus fronteras- descarta uno a uno los valores másonico-iluministas ("libertad", "igualdad" y "fraternidad") de su emblemática constitución política.

Si Israel no tuviera tan cerca a sus enemigos árabes o a Irán, seguramente se estaría cayendo política y socialmente a pedazos. Inconciliables parecen ser las diferencias entre los judíos religiosos y los seculares que con fórmulas muy antagónicas pretenden ganar poder y dirigir el país. En el orden religioso reformistas y ortodoxos son dos caras opuestas de una misma moneda y entre los seculares: liberales, socialistas y sionistas tampoco convergen en nada. El aspecto nacional es desde luego una gran farsa, ya que Israel se funda sobre los pilares de un férreo racismo que da primacía a los azquenazíes (judíos blancos, provenientes de Europa Central y Europa Oriental) por sobre la mayoría sefardí (judíos de España, Turquia y el Norte de África), los Mizrahim (judíos árabes) y los grupos "parias" conformados por falachas (judíos africanos), benes (judíos de la India) y los no judíos (árabes cristianos, palestinos, armenios) que salvo su puesto en la milicia no tienen derecho ni a voz ni voto. Más que temer a las armas nucleares de Irán, a la resurrección de Palestina o a la conflagración de los árabes, Israel debiera mirar con desconfianza el futuro de su propia sociedad.

Así como en Israel, las inestabilidades actuales de Medio Oriente no son más que el eco de conflictos muy antiguos, que recaen sobre lo mismo: una diversidad en contienda. La diversidad que es el abanderamiento de la democracia y de todas sus lindas utopías, con el paso de los siglos termina transmutada en contradicción y conflicto de intereses, los que tienden a tornarse graves al perderse de vista un proyecto común: los principios que unen. Contrario a lo que sostienen "los pipiolos" de la nueva era, es la unidad y no la diversidad aquel instrumento al que deben apelar las colectividades si desean trascender, no estancarse y evolucionar a la siguiente fase. Por espacio de unos pocos siglos, el Islam y antes de él Bizancio con el Cristianismo lograron unificar la región de Medio Oriente en los códigos de un sincretismo político-espiritual.

La más aguda contradicción que afecta a las sociedades contemporáneas del Oriente Medio no es otra que la inducida separación entre religión y política: la democracia, insustancial para su historia (inclúso entre los judíos), pero un instrumento de desidia con el cual el imperialismo fragmenta aún más a los debilitados países que él mismo construyó, tras la caida del Imperio Otomano. Es así que los árabes, los kurdos, los persas, los judíos y toda nación repartida en la región añora la figura de un caudillo, algunos lo sueñan con vestiduras militares, otros con un Corán o una Biblia en la mano, los menos en la forma de un demagogo o político y muchos aún como un reformador absoluto: un Mahdi que al igual que Melquisedec, Jesucristo, Mahoma o el Rey Salomón, religue lo espiritual con lo político, para minimizar las contradicciones y restablecer la integridad perdida.

Un templo, un rey-sacerdote y una ciudad mística

¿Quién fue Melquisedec?; ¿un personaje real de la historia o un arquetipo?, tal vez ambas cosas a la vez. La primera referencia a este rey-sacerdote de la ciudad de Salem la encontramos en el libro del Génesis (14:18-20):


El encuentro entre Melquisedec y Abraham (patriarca de judíos y árabes) se da en un contexto de conflictos raciales y religiosos que acontecen en toda la región del Levante (Siria-Palestina) y Mesopotamia, en el mismo centenio en que los judíos fueron llevados en cautiverio a Babilonia (a la ciudad de Ur) y un contingente de ellos liderado por Abraham logra retornar a "Tierra Santa" para dar batalla a pueblos y reyes paganos instalados en la región. Es entonces a las puertas de la ciudad de Salem que Abraham es recibido por el rey-sacerdote Melquisedec quien al igual que Cristo ofrece pan y vino y una bendición en nombre del Dios altísimo que por aquel entónces no era llamado Yaveh (o Yaweh) sino "EL", divinidad primera entre los pueblos de lengua semítica y de la cual deriva también el nombre de ALLAH (Dios en lengua árabe). La raíz del nombre "EL" la encontramos desde luego en gran parte del lenguaje litúrgico hebreo, arameo y árabe, destacando nombres como el de IsraEL, IsabEL, JezabEL, AbEL, AriEL, IsmaEL, GamaliEL, SamaEL y ELías (que combina "EL" con el sufijo "YAH" de Yahvé: "ELiYAH"), entre otros.

En otro pasaje de la Biblia (Hebreos 7:3-5) se dice sobre Melquisedec:


"Sin padre, sin madre ni genealogía" apunta al hecho de que Melquisedec no era humano y que como el propio Dios tampoco fue concebido, siendo en tanto inmortal. ¿Podemos suponer en tanto que Melquisedec es Dios? o ¿o tal vez una manifestación del Altísimo en forma de humanoide para dar testimonio a Abraham de la existencia de "EL" y entregarle como misión el sacerdocio divino sobre la tierra?, o ¿quizás se trata de un miembro de la antigua y mítica raza de los hiperbóreos, andróginos en lo sexual y a quienes la Biblia o Torá refiere como "los hijos de Dios" que denigraron la divinidad de su especie al enamorarse de las "hijas de los hombres" y concebir a la raza humana?; muchas teorías se han formulado al respecto, lo único manifiesto es que la figura de Melquisedec representa un arquetipo que al igual que Cristo unifica lo humano y lo divino, haciendo carne el evangelio o mensaje de la indivisibilidad del binomio política-religión, que deben estar cohesionadas para conformar la "Ciudad de Paz" (la Civitas Dei que soñó San Agustín) traducida al hebreo como Salem.

Salem es la ciudad arquetípica (como Agarthi y como Asgard) sobre la que los judíos edificaron Jerusalén, sobre el templo de Melquisedec se construyó el templo de Jerusalén, mejor conocido como Templo de Salomón, Salomón mismo fue llamado "rey justo"; en suma todos ecos de un idealismo o tal vez de una tradición y misticismos anteriores al judaísmo, degradados por otros inconscientes y contradicciones propias de la sociedad multicultural, considerando que los judíos bíblicos -al igual que los actuales- provenían de una mezcla de razas donde convergen elementos arios (hititas, pelásgicos), semitas (cananeos) y egipcios.

¿Pero existió alguna vez la ciudad de Salem?, no lo sabemos con certeza. Sin embargo el mítico Templo de la ciudad (de más de 3000 años) del que aún sobrevive el "Muro de los Lamentos", fue construído -al igual que los templos de Baalbek en Líbano- sobre un monolito o bloque de piedra gigante, que refleja todas las evidencias de haber sido trabajado en otras eras con técnicas que superan todo nuestro actual bagaje en obras civiles (¿el legado de una humanidad anterior a la nuestra o tal vez de aquellos dioses antiguos de los que hablan todas las tradiciones?). Sobre aquel monolito se yerguen también el Domo de La Roca y la mezquita de Al-Aqsa, que son considerados de gran importancia por la tradición musulmana ya que desde allí el profeta Muhammad (Mahoma) habría acendido a los cielos. 


Por esta fortuita ¿coincidencia? Jerusalén (Salem) y el Monte del Templo son considerados sagrados por las tres grandes religiones monoteístas: el Judaísmo, el Cristianismo y el Islam. ¿Reinará subterfugiamente Melquisedec sobre las ruinas de la "Ciudad de Paz", esperando la venida de una nueva era?. En la actualidad Jerusalén es capital espiritual del mundo monoteísta, pero también lo es de dos patrias o de una tierra con dos memorias contrastantes: Israel-Palestina, el colmo de todas las contradicciones de la región, sin embargo ahí persisten juntas dos mezquitas y un templo de vital significancia para cristianos y judíos, donde en eras gloriosas sólo hubo uno, gobernado por un único rey y sacerdote. He ahí que el conflicto árabe-israelí no es sólamente un conflicto territorial y étnico, es ante todo un conflicto espiritual de gran carga simbólica y esotérica.

Historiadores del "lado B" como Miguel Serrano y Mariano Fernandez Urresti, coinciden en la evidencia de que el planeta posee varios puntos geomagnéticos que a lo largo de los siglos y milenios los han hecho perdurar como puntos de peregrinación naturales y núcleo de los más antiguos santuarios. Sobreviven como evidencia los templos de Egipto, el Templo de Jerusalén, la Kaaba, los templos del Camino de Santiago y otros muchos que han pasado de ser epicentro de cultos paganos a cristianos, musulmanes, etcétera, porque más allá de las religiones y de las eras, nos conectan con los misterios de lo alto, que el hombre pretérito sólo pudo explicarse por medio de leyendas y alegorías como aquel mito templario de "la corona de Lucifer" que sugiere que hace eones de años en una guerra épica sobre los cielos, Lucifer (el ángel portador de la luz del Dios Altísimo) perdió su corona hecha de piedras preciosas, las que luego cayeron a la tierra (aerolitos) dispersándose por los distintos puntos geomagnéticos y geoespirituales que hoy conocemos. La piedra sagrada que se custodia al interior de la Kaaba sería una de estas piedras celestiales, un grial.

Y justamente un "grial" es lo que en su arribo a Jerusalén y Palestina, buscaba la Orden del Temple (1119-1314?), aunque tal vez este no fuera el "Arca de la Alianza" o el "Caliz de Cristo" ni las piedras preciosas de la corona de Lucifer, sino algo más esotérico, tal vez una revelación ligada a Salem y a Melquisedec. Fuera lo que fuera, lo cierto es que su búsqueda los llevó a entablar alianzas secretas con rabinos europeos y orientales, con cristianos heréticos y gnósticos y con musulmanes chiíes ismaelitas (la secta de los Hassasin o Asesinos) y a una profunda iniciación por tierras de Egipto, Palestina, Fenicia y Persia. De gran parte de estos conocimientos mistéricos o del "secreto templario" es despositaria la Francmasonería, institución clave en el estructuramiento político e ideológico global y por la misma razón, infiltrada en sus altas cúpulas por el Sionismo. El conocimiento que obtuvieron los templarios, ha sido durante siglos dilucidado por los cabalistas y están también ilustrados sobre él algunas herméticas sectas del Islam chií, como la de los los drusos y alauitas.

Los cristianos neo-heréticos, influenciados por ciertas ideas de la New Age, descubren en los "Evangelios Gnósticos" una dimensión más amplia de la figura de Melquisedec. Sin embargo, la Biblia ha de ser suficiente para entrever el ministerio de Melquisedec replicado en la figura de Cristo como si se tratara del mismo arquetipo sujeto al Eterno Retorno.

En uno de los pasajes más hermosos del Nuevo Testamento, Cristo ingresa en el Templo (o Melquisedec regresa) y se decepciona por lo que encuentra, tal como se registra en Juan 2:12-22:


No cabe duda de que el Mesías cristiano encarna en su esperanza, a la figura del rey-sacerdote que las antiguas tradiciones (incluídos los griegos y Platón con su filósofo-rey) tanto anhelaron. Es irónico que muchos consideren que su frase "dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios" haya sido una exhortación a separar la vida religiosa de la política, cuando política-religión era justamente el binomio más indivisible de la antiguedad y hasta los propios romanos lo llevaron a la práctica en el Senado.

En suma, qué es el arquetipo de Melquisedec sino un mensaje en latencia: la urgente necesidad de acabar con todas nuestras polaridades y unificar de una vez alma y mente, política y religión, vale decir no oscilar de extremo a extremo como en estado esquizofrénico y tan sólo fluir en la energía neutra del ser, la simpleza. En ello consistían las enseñanzas del antiguo Egipto, de los hindúes, de Jesús y los primeros cristianos (que nada tienen que ver con los pechonios cínicos de hoy en día) y también la sabiduría de los más marginados y humildes pueblos indígeneas de nuestro continente, distantes de la acumulación y del capitalismo que nos impide fijar nuestros ojos en lo trascendente, en la tierra y en el cielo.