sábado, 6 de septiembre de 2025

Decálogo de Friedrich List


Friedrich List (Reutlingen, 1789-1896), visionario economista alemán, forjador de las bases del desarrollismo, despuntó en el campo de las ideas por su defensa irrestricta del proteccionismo y la inversión estatal en infraestructura (puertos, carreteras, ferrocarriles, telégrafo) y educación como impulsoras vitales del desarrollo industrial frente al libre comercio y la incipiente globalización económica de comienzos del siglo XIX. Administrador público, activista y periodista, sus ideas reformistas, entre las que destaca la Zollverein (propuesta de una Unión Aduanera Alemana) presionaron su exilio a tierras norteamericanas, donde se desarrolló como industrial e inversor en la minería del carbón, además de promover en la prensa escrita las ideas contenidas en su obra cumbre de 1841: El Sistema Nacional de Economía Política (Das nationale System der politischen Ökonomie) para la incipiente industria estadounidense frente a la desleal competencia británica. Al final de su ciclo americano, fue nombrado Cónsul de Sajonia.

En Sudamérica, José Manuel Balmaceda (Presidente de Chile, entre 1886 y 1891) y Juan Domingo Perón (Presidente de Argentina en tres periodos entre 1946 y 1974), llevaron a la práctica el desarrollismo listiano, promoviendo industrialización, infraestructura y sustitución de importaciones para reducir la dependencia externa, enfrentando resistencias como la de la oligarquía terrateniente/minera, del Congreso y la Armada (pro intereses británicos) en el caso de Balmaceda y de la oligarquía agroexportadora, militares anti-peronistas, los sectores liberales, sindicatos y la Unión Cívica Radical en el caso de Perón. Más allá del descrédito y el boicot de casi un siglo a la matriz Estado-céntrica, hacia 1948 surge en Santiago de Chile la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) revitalizando las ideas de List sobre proteccionismo económico selectivo y el desarrollo industrial endógeno en sus marcos teóricos, particularmente bajo la influencia del célebre economista Raúl Prebisch, Secretario Ejecutivo de la institución entre 1950 y 1963, pionero en el estudio del estructuralismo económico y la teoría de la dependencia, con una certera hipótesis sobre el deterioro de los términos de intercambio entre las economías industrializadas y los países productores de materias primas.

Actualmente, en el mundo posliberal, las ideas de Friedrich List y su énfasis en el proteccionismo y el desarrollo industrial dirigido por el Estado, resuenan profundamente en el modelo económico chino, caracterizado por la planificación centralizada, protección de industrias estratégicas, billonarias inversiones en proyectos de infraestructura globales como la del Proyecto de la Franja y la Ruta y priorización de la educación técnico-científica bajo el marco de las Cuatro Modernizaciones, ambiciosa política pública orientada desde 1978 a convertir a China en una potencia moderna. Desde las reformas de Deng Xiaoping, que abrieron China al mercado mundial, manteniendo un fuerte control estatal, hasta el liderazgo de Xi Jinping, que ha consolidado esta visión con un enfoque en la autosuficiencia y la influencia sobre el resto de países del globo, China ha adaptado estos principios a la competencia del siglo XXI, proyectando un modelo de desarrollo eficiente y estratégicamente soberano.

Economistas contemporáneos como Ha-Joon Chang, Erik S. Reinert, Dani Rodrik, Mariana Mazzucato, Joseph Stiglitz, Alice Amsden, Robert Wade, Justin Yifu Lin, Sanjaya Lall y Keun Lee refuerzan las tesis de List, promoviendo el proteccionismo y las políticas públicas industriales, en contraposición a los economistas y las escuelas liberales de economía: Chicago, Austríaca, Neoclásica y el inducido Consenso de Washington, que priorizando el libre mercado y la mínima intervención estatal agudizaron los vicios de la globalización desregulada (desigualdad creciente, inestabilidad financiera, migraciones masivas, estancamiento en las economías industrializadas y empobrecimiento de los países en desarrollo) erosionando para siempre la credibilidad de sus teorías y dogmas. Chang y Reinert han demostrado que el proteccionismo histórico catalizó la industrialización en naciones desarrolladas; Rodrik y Stiglitz evidenciaron los límites del mercado desregulado para generar desarrollo equitativo; Mazzucato, por su parte, subraya el rol del Estado Emprendedor en la innovación tecnológica (buen ejemplo de ello es Silicon Valley en EE.UU.), refutando la supremacía del sector privado; y Amsden, Wade, Lin, Lall y Lee destacan el éxito de los "Tigres Asiáticos" (Corea del Sur, Hong Kong, Singapur y Taiwán) mediante políticas estatales dirigidas, superando los resultados de las recetas liberales y consolidando un paradigma de soberanía económica y competitividad global.

DECÁLOGO DE FRIEDRICH LIST
  1. Protección de la industria nacional: Las naciones en desarrollo deben implementar aranceles y políticas proteccionistas para fomentar el crecimiento de sus industrias locales frente a la competencia extranjera.
  2. Prioridad al poder productivo: El desarrollo económico debe centrarse en aumentar la capacidad productiva de una nación, no sólo en la acumulación de riqueza inmediata.
  3. Diferenciación entre economías: Las políticas económicas deben adaptarse al nivel de desarrollo de cada país; lo que beneficia a una nación industrializada no siempre es adecuado para una economía en desarrollo.
  4. Importancia de la industria manufacturera: La manufactura es clave para el progreso económico, ya que genera innovación, empleo y riqueza sostenible.
  5. Infraestructura como base del desarrollo: El Estado debe invertir en infraestructura (transportes, comunicaciones) para integrar mercados internos y fortalecer la economía.
  6. Educación y formación técnica: El desarrollo económico requiere una población educada y capacitada, capaz de impulsar la innovación y la productividad.
  7. Intervención estatal estratégica: El gobierno debe desempeñar un papel activo en la planificación y promoción de sectores económicos estratégicos.
  8. Unidad nacional económica: La integración de los mercados internos y la cooperación entre regiones dentro de una nación son esenciales para el crecimiento económico.
  9. Crítica al libre comercio absoluto: El libre comercio beneficia principalmente a las naciones ya industrializadas, mientras que las economías emergentes necesitan protección temporal.
  10. Visión a largo plazo: Las políticas económicas deben priorizar el desarrollo sostenible y la independencia económica de la nación, en lugar de ganancias a corto plazo.

martes, 13 de mayo de 2025

El enigma de los sardos

 

Mucho se ha publicado en los últimos años sobre la excepcional longevidad de los sardos, comunidad de la Italia insular, que capta la atención mundial debido a su alta concentración de población centenaria y al promedio de vida por sobre los 83 años, hecho que contrasta con el contexto mundial, marcado por el aumento de enfermedades cardíacas y trastornos alimentarios. El secreto de los sardos radica en las bondades de la dieta mediterránea de cultivo propio y sin preservantes, destacando el consumo de productos frescos o producidos artesanalmente: leche, quesos, frutas, verduras, legumbres, pescado, aceite de oliva y vino tinto, fuente de nutrientes, antioxidantes y grasas saludables que protegen el corazón y reducen riesgo de cánceres. El estilo de vida activo, inalterado a lo largo de los siglos, con caminatas diarias prolongadas por terrenos montañosos (lo que hoy llamamos trekking) y una fuerte cohesión social, profundizadas en redes familiares y comunitarias, fomentan el bienestar emocional y complementan la fórmula del buen vivir de las gentes de Cerdeña.

El enigma de los sardos, sin embargo, no se limita exclusivamente a los beneficios de la vida comunitaria, de la actividad física o la alimentación saludable, el propio origen de esta nación (distinta al conjunto de italianos) y que ha variado levemente desde los primeros ancestros neolíticos, hunde raíces en las profundas brumas de la historia europea y mediterránea, siendo la temprana civilización nurágica (1800 al 1100 a.C.) una de las más prolíficas y asombrosas del periodo megalítico, dejando vestigios por toda la isla en sus extensos 24.000 km² (la segunda mayor del Mediterráneo, detrás de Sicilia) en las más de 7.000 colosales torres de piedra de -en promedio- 20 metros de altura, construidas sin mortero y con piedras de hasta 30 toneladas: las famosas nuragas, utilizadas para fines rituales, funerarios, agrícolas, astronómicos y sociales, erigidas en perfecta alineación con la salida y el ocaso del sol durante los solsticios de invierno y verano, un prodigio astronómico que refleja los avanzados conocimientos de ingeniería y organización comunitaria en la Cerdeña pre-romana, fuertemente vinculada con el enigma y los constructores de Stonehenge (Inglaterra), del asentamiento de Çatalhöyük (Turquía) o los templos de Ġgantija y Mnajdra en Malta.

Nuraga de Isili, localidad al sur de Cerdeña.

En efecto, los sardos, si bien romanizados/latinizados desde el siglo III a.C. e italianizados en el siglo XVIII por la Casa de Saboya (Piamonte), poseen una identidad étnica y cultural ancestral distinta al resto de italianos, siendo al día de hoy la población europea más cercana genéticamente a los primeros agricultores neolíticos, provenientes de Anatolia (región central de la actual Turquía) que arribaron a la isla hacia el 6.000 a.C., una contribución genética relevante y considerablemente superior a la del resto de poblaciones euroasiáticas (78% aprox. del ADN sardo versus el 52% en italianos, 52% en españoles, 56% en vascos, 54% en griegos, 62% en albaneses, 48% en búlgaros, 47% en franceses, 45% en ingleses, 40% en alemanes, 33% en suecos, 40% en irlandeses, 38% en turcos, 28% en ucranianos, 19% en iraníes, 40% en sirios/libaneses y 46% en judíos askenazíes, según los más recientes estudios), producto del relativo aislamiento geográfico y particular topografía de la isla, hecho que limitó los influjos genéticos de otras naciones, pese a que Cerdeña fue siempre partícipe en los eventos civilizatorios del Mediterráneo: tuvieron contacto cultural y dominio político sobre ella fenicios, griegos, cartagineses, romanos, vándalos, bizantinos, sarracenos (musulmanes), genoveses, la Corona Española, la Casa de Saboya y el Reino de Italia.

Familia, cultura, religión, oficio, espiritualidad, folclore, alimentación sana, sustentabilidad, tranquilidad, contemplación, paz mental, orden, felicidad, labranza, amistad, empatía, buena vida y buena mesa son cualidades venerables que marcan el día a día del común de los sardos, prolongando a conciencia el legado ancestral de los primeros agricultores europeos: astrónomos, médicos, naturalistas y magos, buenos conocedores de los ciclos astrales, ecológicos y humanos. Una cultura y cosmovisión arraigada en la armonía con la naturaleza, la comunidad y las tradiciones, que durante milenios forjó una pétrea estabilidad, adaptándose a los cambios epocales. Tal como describiera hace más de un siglo el novelista británico D.H. Lawrence, quien dedicara una obra completa a la isla: "Aquella tierra no se asemeja a ningún otro lugar. Cerdeña es algo diferente. Espacios encantadores y distancias por recorrer; nada terminado, nada definitivo. Es como la propia libertad", el enigma de los sardos conecta con los orígenes austeros de Europa y retrotrae al encanto original de la humanidad civilizada.

Mujeres locales vestidas con el tradicional gonnellino sardo.

viernes, 2 de mayo de 2025

La virtud del orden


Sostuvo el pensador chino Mencio hacia el siglo tercero antes de Cristo que "el orden del mundo comienza con por orden de las familias y el orden de las familias comienza por el orden de uno mismo", una invitación a la autodisciplina y la estructura que resuena con otras como "quien no ordena su alma con virtud y conocimiento, no puede ordenar su hogar, y sin un hogar ordenado, la comunidad cae en desorden." (Al-Ghazali) o "la rectitud del hombre en su interior establece la justicia en su familia, y la justicia en las familias construye la armonía del Estado" (Averroes).

En toda época, la virtud del orden ha sido el cimiento fundamental que sostiene sociedades prósperas y armoniosas. El orden en la Antigua Roma, fue considerado indispensable para mantener el control de las legiones, la organización del imperio, el respeto por la lex y la jerarquía social; cabe recordar que todo soldado era además un ingeniero civil, constructor de campamentos militares, navíos, catapultas, puentes, caminos, calzadas y acueductos, muchos de los cuales se mantienen vigentes hasta hoy en día como testimonio de su alto orden civilizacional. En el antiguo Egipto, la virtud del orden fue encarnada por la diosa Ma'at, representación de la armonía, el equilibrio y la justicia cósmica, principios esenciales a ser replicados en la sociedad y la vida personal, guiando las acciones íntegras del faraón y de los ciudadanos. Su opuesto, Isfet, "el caos", representaba en cambio todo lo despreciable para aquella sociedad: la injusticia, la inmoralidad, el desorden. Vivir según Ma'at aseguraba estabilidad y prosperidad en esta vida y en la otra.

Para el mundo cristiano, el orden es indisociable de Dios, su propia manifestación. Sostuvo San Agustín de Hipona en De Civitate Dei y De Ordine que "todo lo creado tiene un propósito dentro del plan divino"; "el universo está ordenado jerárquicamente: Dios como fuente de todo orden, seguido por los ángeles, los seres humanos y las demás criaturas"; "el pecado introduce el desorden y la gracia divina lo restaura". Aristotélico y escolástico, Santo Tomás de Aquino distinguió entre el orden natural (las leyes cósmicas) y el moral (las acciones humanas orientadas al bien común), menciona también la jerarquía del ser: "desde Dios (el ser perfecto) hasta la materia inanimada, cada ser actúa según su naturaleza para mantener la armonía universal"; "el desorden surge cuando las criaturas se desvían de su fin natural, pero la naturaleza divina siempre dirige todo hacia el bien último".

Reza un viejo dicho alemán que "el orden es la mitad de la vida", "el alma de los negocios" clama la cultura hispánica, que también popularizó la frase: "cada cosa en su lugar y un lugar para cada cosa""Seiri, seiton, seiso, seiketsu, shitsuke" (Clasificar, ordenar, limpiar, estandarizar, disciplinar), es el clásico 5S de la cultura industrial japonesa: visión metodológica que fomenta la organización, la productividad, la eficiencia, la seguridad y la calidad en el buen trabajo. De lo anterior, podemos concluir que el orden es una disposición mental y espiritual, indispensable para orientar y reorientar la vida, trabajar con disciplina, desprenderse de lo innecesario, encontrar el equilibrio y procurar el buen vivir en sociedad y que independiente de las culturas y de las épocas, donde miremos, el orden ha sido destacado como virtud práctica y un hábito vital que cultiva la serenidad y el propósito, es la esencia misma detrás de la belleza, la justicia, la paz, la armonía, la satisfacción y el éxito.